Conoce 6 inventos de mujeres atribuidos a hombres

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El efecto Matilda, llamado así en honor a la primera activista que lo hizo notar, Matilda Joslyng Gage, se define como el hecho de ignorar muchos descubrimientos o inventos brillantes por el simple hecho de ser producto del ingenio de una mujer.

En un mundo dominado por hombres a lo largo de la historia, eran pocas las oportunidades para la creatividad, la inventiva y el talento femenino. En este contexto, fueron cientos los logros de mujeres atribuidos a hombres. De hecho, en algunas culturas y sociedades todavía es algo muy común.

Los méritos de muchas mujeres fueron borrados injustamente de la historia o aparecen en las páginas de los libros con nombres masculinos. Afortunadamente, han aumentado los espacios en los que las mujeres de hoy en día pueden firmar sus logros, y se intenta rescatar los de aquellas que fueron relegadas en el pasado.

A continuación te contamos sobre 6 hallazgos de inteligentes mujeres que no fueron reconocidas en su momento:

La estructura del ADN

Hay un nombre que se destaca por su enorme aporte a la ciencia: Rosalind Franklin, una química de origen británico que fue la primera en observar la estructura del ADN usando los rayos X.

Sobre su hallazgo se han sustentado incontables avances médicos y científicos, pero fue atribuido a su jefe y a dos de sus colegas varones, quienes finalmente obtuvieron el Premio Nobel.

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La fisión nuclear

Fue otro de los descubrimientos de mujeres atribuidos a hombres en el campo científico. Una física austriaca estudió exitosamente la reacción de fisión nuclear, en la que más tarde se basó la bomba atómica y las centrales de energía nuclear como las conocemos.

Aunque Lisa Meitner fue la responsable de este descubrimiento, se negó a participar en la fabricación de la bomba atómica. Su logro le valió un Premio Nobel de Química a su colaborador, Otto Hahn.

La comunicación inalámbrica

Otra mujer ignorada por mucho tiempo, a pesar de sus logros, fue una leyenda de Hollywood: Hedy Lamarr, la inventora de la comunicación inalámbrica.

Buscó la colaboración del pianista y compositor George Antheil para desarrollar su idea del «salto de frecuencia», con el fin de evitar que las comunicaciones militares fueran interceptadas. Aunque era sumamente brillante, la idea no fue tomada en cuenta en seguida. Hoy en día, le debemos la telefonía móvil, entre otras cosas, a la hermosa actriz.

Un investigador terminó descubriendo la patente original y por fin, en el año 2000, Lamarr recibió el premio de la Electronic Frontier Foundation, poco antes de su fallecimiento. Al menos obtuvo el reconocimiento en vida.

Los limpiaparabrisas

El siguiente de los inventos de mujeres atribuidos a hombres pertenece al campo automotriz. Los limpiaparabrisas fueron inventados en 1903 por Mary Anderson.

A pesar de que obtuvo una patente por su ingenioso artefacto y lo ofreció a las compañías de automóviles de la época, fue rechazada por todas. Lo injusto es que una vez vencida la patente de Mary, las grandes compañías automovilísticas reprodujeron su limpiaparabrisas para instalarlo en los nuevos modelos, sin darle a ella ningún reconocimiento ni compensación económica.

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La materia oscura

Vera Rubin hizo impresionantes progresos en el campo de la materia oscura. Fue una astrofísica que se dedicó a esta área durante los años 60 y 70, junto a su colega Kent Ford.

Ambos estudiaron el funcionamiento de las galaxias, así como el movimiento de las estrellas y sus características. Los cálculos a los que llegó la investigadora le hicieron suponer que existía una fuerza invisible involucrada a la que llamó materia oscura.

Al principio sus compañeros se mostraron reacios a la teoría, pero pronto algunos físicos renombrados empezaron a valorarla. Sin embargo, Rubin nunca fue reconocida por la comunidad científica.

El sujetador moderno

El sujetador moderno o brassier fue creado por la socialité Caresse Crosby a comienzos de 1900. Cuando sólo tenía 19 años, en medio de sus preparativos para un baile, improvisó la primera versión del sujetador con pañuelos de seda, cuerdas, cintas e hilo.

En 1914 patentó su invento, al que llamó «sujetador sin espalda». También creó la compañía Fashion Form Brassiere Company en Boston para comercializarlo. Poco tiempo después vendió su diseño por apenas 1.350 euros a la Warner Brothers Corset, que eliminó el nombre de Caresse del origen de la prenda y obtuvo millonarias ganancias durante los siguientes treinta años.

Fuentes: supercurioso.com