Zapatero, ¿el operador de lujo de la dictadura chavista?

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José Luis Rodríguez Zapatero, expresidente de España y claro defensor de la dictadura chavista, regresó a Venezuela. Para algunos, cada visita de este oscuro personaje de izquierda al país está acompañada de una generosa transferencia con suficientes ceros para conservar su lealtad, algo que no se ha podido comprobar. No en vano este expresidente es tan poco apreciado en el exterior como en su propio país.

Zapatero regresó a Venezuela el pasado lunes 3 de octubre para reunirse con Antonio Ecarri, el presidente nacional de la Alianza del Lápiz, una organización política que, a pesar de mostrarse opositora al régimen, ha tenido extraños acercamientos al chavismo. Un ejemplo de esto es recibir a uno de los operadores internacionales de la dictadura.

Esta visita del expresidente español está enmarcada en las conversaciones de paz que el gobierno de Petro trata de llevar adelante con la narcoguerrilla del ELN. Según Zapatero, «Creo que acertadamente se sabe que Venezuela puede ser y debe ser un país importante para que el ELN renuncie definitivamente a la violencia y proclamemos este continente libre de violencia política».

Sin embargo, Rodríguez Zapatero elude el hecho de que la dictadura chavista le ha brindado a esta guerrilla, no sólo protección, sino incluso territorio venezolano, para que lo controlen a su antojo. Esto hace absurda la pretención del indocumentado de ser parte del proceso de paz, cuando ha sido pieza fundamental para mantener viva la violencia de tales grupos de irregulares.

Esto no debe extrañar: Zapatero ha sido, es y de seguro seguirá siendo, cómplice de la dictadura socialista que está destruyendo al país. Basta con recordar que el pasado año visitó al país para ser «acompañante invitado» del Consejo Nacional Electoral, CNE.

El expresidente español ha sido cómplice de la dictadura a lo largo de ocho años, en los cuales acumuló ceca de 40 viajes al país. Visitas que, dicho sea de paso, tal parece que le son bastante redituables, puesto que siempre está a la mano para cuando el chavismo lo necesite.

El primer viaje de Zapatero fue en 2014, en el marco de las fuertes protestas contra la dictadura chavista y con el propósito de preparar el referéndum de 2016. Fue hábil para calmar a la oposición, apagando el fuego que amenazaba al indocumentado sin ofrecer nada a cambio.

En aquel momento se acusó a Zapatero de ser un abierto «negociador» de Nicolás Maduro. Algo que es confirmado con cada visita que el expresidente izquierdista hace a Venezuela. Para 2018, el pacificador de la dictadura fue declarada persona no grata por la legítima Asamblea Nacional de Venezuela.

Para la fecha, diputado Richard Blanco solicitó ante la AN 2015 «Que declaremos persona no grata a Zapatero. Que así como no le permiten a venezolanos y venezolanas, entrar a ese país, que tampoco permitan que este señor venga a hacer de las suyas, a burlarse del pueblo que está viviendo en carne propia estos desmanes».

Por su parte, María Corina Machado, ya había dejado clara su opinión en cuanto al operador chavista español al advertir, en 2020, sobre lo que llamó el «Efecto Zapatero». Esto se traduce en que cada visita del político español coincide con un incremento de represión contra la disidencia política y el aumento de detenidos por los organismos de seguridad. Para la líder de Vente Venezuela, el expresidente español «se dedicó a engañar y dividir a la sociedad venezolana».

¿Podemos esperar algo bueno de la más reciente visita de Zapatero? Difícilmente, si nos atenemos a los precedentes. Si bien en esta ocasión este político de izquierda llegó en lo que parece ser una visita «social», invitado por Antonio Ecarri, lo cierto es que ya se encuentra en Venezuela. Algo que, hasta la fecha, siempre ha sido una mala señal para la democracia por la que tantos han luchado y muerto a lo largo de dos décadas de socialismo, dictadura y opresión.

Redacción: Juan Pablo Peñaloza

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