¿Quién fue Ida Gramcko, la poetisa venezolana que «vivió exclusivamente para escribir»?

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Fue una destacada poeta, cuentista, ensayista, dramaturga y la primera periodista policial de Venezuela. De temprana formación autodidacta, según quienes la conocieron, «vivió exclusivamente para escribir».

Ida Gramcko nació en Puerto Cabello. Sus padres fueron Enrique José Gramcko Brandt y Elsa Margarita Cortina, de cuyo matrimonio también nació la pintora y escultora Elsa Gramcko. Como era la costumbre de la época, su educación formal fue tardía, pero escribió poesía desde niña y leyó concienzudamente a los clásicos de la lengua española que cayeron en sus manos.

La literatura fue su refugio al crecer en un hogar lleno de libros. Cuentan que a los tres años llamaba a su mamá para dictarle versos, «una cosa que tengo acá arriba en la cabeza». A los 13 años publicó sus primeros poemas, con los que fue catalogada como «niña prodigio».

Cuando tenía quince años viajó a Caracas, ciudad en la que entró en relación con la intelectualidad del momento. A los 18 escribió «Umbral», poemario con el que obtuvo una mención honorífica de la Asociación Cultural Interamericana en 1941. Al año siguiente, sin haber culminado el bachillerato, se convirtió en la primera reportera policial y cronista del diario El Nacional. Ejerció esta profesión por medio siglo.

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Gramcko pudo entrevistar a personas importantes de la historia venezolana del siglo XX. Durante 16 años colaboró con la Revista Nacional de Cultura.

Viajó a Moscú en 1948 como encargada de negocios de la embajada venezolana, y en París conoció al poeta venezolano Robert Ganzó, quien se encargó de traducir al francés su tercera publicación: «La vara mágica» (1944). Este libro atrajo la atención de Mariano Picón Salas, quién declaró: «Desde que publicó tan encantador libro, que marca para mí uno de los momentos ejemplares de la poesía venezolana, había querido decir sobre Ida algunas palabras de fervor y admiración».

De regreso a su país, sufrió problemas psiquiátricos que debilitaron su salud y originaron «Poemas de una psicótica». Su amiga, la reconocida poeta y dramaturga venezolana Elizabeth Shön, dijo sobre su enfermedad: «Ella sí vivió una etapa de angustia muy fuerte, de allí empezó a transformarse, pero sin dejar de ser Ida. Ida vivió su vida a su manera, pero la vivió».

A los 38 años, ingresó al sistema de libre escolaridad, cursando por fin el bachillerato. En 1968, obtuvo la licenciatura en Filosofía en la UCV. Su actividad docente fue intensa: dictó cursos de mitología y filosofía del arte en la Escuela de Artes Plásticas y en el Centro de Enseñanza Gráfica (CEGRA); dio clases de Literaturas Occidentales, Poesía y Poetas en la Escuela de Letras de la Facultad de Humanidades de la UCV; y ofreció talleres de poesía en el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (CELARG).

Durante su vida fueron apareciendo cada vez más obras de diversos géneros, además de las ya mencionadas: Cámara de cristal (1943), Contra el desnudo corazón del cielo (1944), Poemas (1952), Poesía y teatro (1955), Juan sin miedo (1956), La dama y el oso (1959), Teatro (1961), Lo máximo murmura (1965), Sol y soledades (1966), Este canto rodado (1967), El jinete de la brisa (1967), Salmos (1968), 0 grados norte franco (1969), Magia y amor del pueblo (1970), Los estetas, los mendigos, los héroes (1970), Sonetos del origen (1972), Quehaceres Conocimientos Compañías (1973), Tonta de capirote (1972), Mitos simbólicos (1973), Mito y realidad (1980), Poética (ensayo, 1983), Salto Ángel (1985), La mujer en la obra de Gallegos (1985), Historia y fabulación en «Mi delirio sobre el Chimborazo» (1987) y Treno (1993).

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Por su novela «Juan sin miedo» ganó el Premio de Prosa «José Rafael Pocaterra» en 1957. También obtuvo premios de Teatro del Ateneo de Caracas, en 1958, por su pieza «La rubiera», y el de la Universidad Central de Venezuela por «Penélope», en 1960.

En 1962 fue merecedora del Premio Municipal de Poesía, por «El poeta». En 1964 le otorgaron el Premio de Poesía de la Universidad del Zulia por «Lo máximo murmura». Su poemario «Quehaceres Conocimientos Compañías» le deparó, por segunda vez, el Premio Municipal de Literatura, mención Poesía, en 1972.

En 1977 le concedieron el Premio Nacional de Literatura por toda su obra literaria. En 1983 recibió el premio «Enrique Otero Vizcarrondo» al mejor artículo del año 1982, por «Recuerde el alma dormida».

Murió a los 70 años de edad, en Caracas, el 2 de mayo de 1994. Ida Gramcko cultivó una admirable pluralidad creadora que le permitió ser igualmente prodigiosa como poetisa, cuentista, dramaturga y ensayista; además de una eminencia del periodismo y la docencia.

Redacción: Sebastián Yáñez

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