Desde hace tiempo es imposible ocultar el talante criminal del régimen de Nicolás Maduro. Además de todas las violaciones a los derechos humanos y los crímenes de lesa humanidad que están siendo investigados por la CPI, ahora se le puede añadir el uso de seres humanos como moneda de intercambio. Así de inhumano es el chavismo.
Durante varios meses se ha hablado del sistemático secuestro de ciudadanos norteamericanos por parte de los organismos de represión de la dictadura chavista con el objetivo de obtener elementos para extorsionar a la administración Biden. Ahora, la posición de los aliados del dictador están demostrando que esto bien puede ser cierto.
Algunos activistas cercanos a la dictadura socialista en Venezuela proponen de la manera más descarada canjear a Alex Saab, una pieza importante en la maquinaria criminal chavista, por los norteamericanos que han sido detenidos injustificadamente en el país.
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Recordemos que Alex Saab está enfrentando a la justicia norteamericana por diferentes crímenes y su testimonio podría ser catastrófico en caso de que decida revelar todo lo que sabe sobre las actividades delictivas de los integrantes del régimen. Algo que explica la desesperación de Maduro en lograr su liberación a cualquier costo.
Para Roi López, quien actúa como vocero del movimiento «Free Alex Saab», dicho canje es «… una opción muy válida», al tiempo que reitera que «Clamamos por su libertad inmediata».
Según los secuaces del dictador, «Aquí en Venezuela hay una cantidad de detenidos estadounidenses cumpliendo sentencia, unos por querer atentar contra la vida del Presidente, otros por delitos económicos cometidos contra la nación, etcétera (…), si se logra dar un canje, excelente, porque traeremos de vuelta a nuestro diplomático».
No hay que olvidar que dentro de la psicodélica fantasía chavista, Alex, quien es colombiano, es visto como un diplomático, aseveración que contradice las leyes de Venezuela, la cual exige que los representantes del servicio exterior sean venezolanos.
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Durante el mes de marzo, una comisión de alto nivel de Washington que se reunió con la cúpula chavista, logró la liberación de dos estadounidenses secuestrados en Venezuela: Gustavo Cárdena, exdirectivo del grupo CITGO, acusado de corrupción, y Jorge Alberto Fernández, cubano-norteamericano acusado de terrorismo. De más está decir, que no se han presentado pruebas reales contra ninguno de ellos.
Para Pedro Carvajalino, una ficha del chavismo duro, «Todas las opciones están sobre la mesa». Lo difícil es saber si esto es una opinión o una amenaza de las que acostumbra repartir los «apoyados» por la dictadura. Señala este colaboracionista de Miraflores, que el gobierno norteamericano «está haciendo más esfuerzos en liberar a una basquetbolista en Rusia que a más de diez ciudadanos estadounidenses que se encuentran en Venezuela».
Este comentario parece indicar la frustración del chavismo criminal ante el hecho de no haber podido extorsionar a la Casa Blanca con el secuestro de ciudadanos estadounidenses. Lo que está claro es que el usurpador de Miraflores está jugando con fuego con la típica irresponsabilidad que lo caracteriza. Falta ver qué tan quemado acabe.
Redacción: Juan Pablo Peñaloza