Maduro «desapareció» el 80% de las reservas de oro de Venezuela

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Cuando leamos que el régimen de Nicolás Maduro quiere ponerle las garras al oro venezolano que está siendo custodiado por el Banco de Inglaterra, es bueno recordar que desde 2014 el chavismo ha desaparecido el 80% del oro que se guardaba en las bóvedas del Banco Central de Venezuela, sin que se sepa a donde fueron a parar los miles de millones dólares obtenidos por la venta de este metal precioso.

Durante la democracia, las reservas venezolanas se caracterizaron por estar entre las mayores del mundo. Sin embargo, la llegada de la rapiña chavista acabó con esto, dando inicio a la desaparición continua y acelerada del oro que le pertenece a los venezolanos.

En 2011, ya con la «revolución bonita» infectando al país, Venezuela contaba con 365,82 toneladas de oro, lo que colocaba al país en el puesto 16 entre los países con mayores reservas de oro a nivel mundial. Para la fecha, el 42% de las reservas se localizaban en las bóvedas del BCV, distribuyéndose el 58% restante en Inglaterra, con un 46,44%; Estados Unidos, con un 5,85%; Suiza, un 3,24% y Canadá, con 2,25%.

Todo esto cambió en agosto de 2011, cuando en nefasto Chávez ordenó a Nelson Merentes, siervo a su servicio, que repatriara todo el oro en el extranjero, violando de manera absoluta la independencia que disfrutaba el Banco Central de Venezuela para manejar el movimiento financiero del país.

Aunque la razón expuesta por el ex-golpista fracasado fue una supuesta crisis financiera y económica en el mundo, el tiempo demostró que su única motivación era poder contar con ese oro para malversarlo, impulsando movimientos de izquierda a nivel internacional y escamotearlo, escondiéndolo en sus cuentas personales y en sus bolsillos.

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De esta manera, a inicios de 2012 llegaron a Venezuela 160 toneladas de oro, con lo que las bóvedas de Banco Central de Venezuela, BCV, llegaron a albergar 315 toneladas de lingotes. Se dejaron algunos depósitos en el exterior para futuras acciones, entre los que se encuentran las 31 toneladas de oro que descansan en las bóvedas del Banco de Inglaterra y de las que Maduro quiere apoderarse.

Cuando Nicolás Maduro llegó al poder, luego de la muerte de Chávez, comenzó a utilizar el oro venezolano de manera caprichosa para sostener al régimen corrupto instaurado por el chavismo. Si el menor sentido común, el usurpador de Miraflores empleó irresponsablemente las reservas de oro como garantía por préstamos internacionales que no pagó.

Esto provocó el embargo de grandes cantidades de oro por parte de los acreedores internacionales. Este es el caso del Deutsche Bank, el cual, en 2019, se hizo con 20 toneladas de oro cuando Maduro no devolvió un préstamo que le solicito en 2016, por 750 millones.

Otra parte de las reservas auríferas de Venezuela fue vendida de manera irregular por el régimen. Las periodistas Lisseth Boon y Lorena Meléndez realizaron una interesante investigación sobre este tópico bajo el título de «BCV, La exprimidora oficial del oro venezolano». Allí, explicaron que «el Banco Central de Venezuela está en el eje de una silenciosa pero millonaria centrífuga del oro venezolano. Este organismo, que en el papel es autónomo e independiente de las políticas del gobierno nacional según la Constitución de 1999, ha dejado de cumplir con su función de velar por la estabilidad monetaria y mantener el nivel adecuado de las reservas internacionales para convertirse en una máquina exprimidora del oro monetario».

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Según lo denunciado por Boon y Meléndez, desde 2014 el BCV no han reportado ningún informe sobre el resultado de sus políticas, algo obligatorio en una democracia. De hecho, han elaborado «… mecanismos legales para lavar “el oro sucio” que compra procedente del Arco Minero del Orinoco». Conviene aclarar que el llamado «oro sucio», también conocido como «oro de sangre», es el proveniente de zonas controladas por bandas criminales donde se puede llegar a esclavizar a los pobladores para obligarlos a trabajar en beneficio de una organización específica.

Se sabe que en apenas cinco años, la «centrífuga» del BCV desapareció más del 66% de las reservas de oro que son propiedad de todos los venezolanos. En números, esto significa que, de Venezuela poseer 360 toneladas de oro para 2013, pasó a contar con sólo 161 toneladas para 2018. Esto situación está reflejada en el informe del Concejo Mundial del Oro, el cual afirma que el BCV fue el banco que más oro vendió en todo el mundo entre 2017 y 2018. Esto nos lleva a pregunta ¿qué pasó con los miles de millones de dólares obtenidos por esta venta?

En la actualidad, según balances del propio BCV, las reservas para 2020 apenas llegaron a las 98 toneladas, mientras que para el cierre de 2021 el monto arrojó unas escuálidas 79 toneladas.

¿Dónde está ese dinero? ¿En qué se invirtió? ¿Quiénes dieron la orden de vender el oro de las reservas, el cual pertenecen a todos los venezolanos? Las preguntas son muchas y la opacidad del régimen socialistas de Nicolás Maduro sigue escondiendo la verdad.

Lo cierto es que si un chavista le pone la mano encima al oro, este desaparecerá por arte de magia sin aportar nada al pueblo venezolano. Así es el chavismo, una mezcla de voracidad, ambición y falta de escrúpulos. Una aberración de la que estaría orgulloso el inefable Hugo Chávez.

Redacción: Juan Pablo Peñaloza

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