Algunos hablan del retorno de compatriotas a la «Venezuela que se arregló» como si fuera un triunfo del régimen socialista de Miraflores. Pero lo cierto es que muchos de ellos sólo regresaron para tomar fuerzas y volver a migrar, a pesar de lo difícil que es volver a comenzar en un país diferente.
En una humana nota publicada por maduradas.com, nos encontramos la historia de un venezolano que se vio obligado a regresar de Colombia, no porque se creyera el cuento de que la situación estaba mejorando en el país, sino por una decisión estratégica con la vista puesta a volver a viajar en la búsqueda de un mejor futuro.
Para Luis Malpica, de 36 años, su estadía en Colombia no colmó las expectativas de crecimiento y estabilidad. Si bien asegura que logró cierta estabilidad, la pandemia alteró todo el panorama, cortando sus ingresos y obligándolo a vivir una difícil situación.
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Sin embargo, está claro que su retorno a Venezuela, a esta Venezuela oprimida por el régimen, es temporal. Sobre sus planes de volver a migrar, confiesa que «En cuánto tiempo, no lo sabemos (…) Quisiéramos irnos a otro país pero no del continente».
La escasez de alimentos, los malos servicios y la inseguridad, entre otros problemas, llevó a Malpica a emigrar a Colombia en 2018. Para él, como para muchos otros venezolanos, algo tan sencillo como conseguir pan en Venezuela era prácticamente un milagro.
Reconoce que su experiencia en Colombia fue todo un «choque». Comenta que «Llegar a un país con condición normal es un golpe, un shock. Ir a una panadería a las 9 de la noche y comprar un litro de leche, pan, jamón y queso (…) A uno aquí en Venezuela se le había olvidado prácticamente cómo era eso».
Logró asentarse en Cereté, en el departamento de Córdoba. Allí trabajó vendiendo perros calientes. Confiesa, sin embargo, que «no fue fácil, los primeros meses fueron bastante deprimentes. Podía llegar llorando porque no vendía. Había días que no quería ni salir».
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Tiempo después decide probar suerte en Barranquilla. Era principios de 2020, por lo que les «agarró la pandemia y ya no podíamos salir a vender a la calle ni nada». Esta situación lo llevó a preocuparse por su familia y «el desánimo de ver que trabajas y trabajas y sigues estancado y pagando deudas acumuladas por la pandemia». Esto le hizo tomar la decisión de volver a Venezuela.
Actualmente se encuentra en su ciudad, Maracay, vendiendo hamburguesas por encargo. Malpica confiesa que se sintió aliviado por el regreso, pero comprende que Venezuela «un país para sobrevivir», no para quedarse.
Para él, como para muchos migrantes retornados, «El “Venezuela se arregló”, no existe, es un mito obviamente». Sabe que su futuro les sigue esperando afuera, en otro país, al final de un camino de trabajo, esfuerzo y éxito. Por lo menos hasta que su patria vuelva a la prosperidad que sólo se puede conocer en democracia.
Redacción: Juan Pablo Peñaloza