Remigio trata de evadir su responsabilidad ante denuncia de Valentina Quintero

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Remigio Ceballos, el militar chavista a quienes las FARC sacaron corriendo de Apure, trata de esconder su incompetencia como «ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz» ante una denuncia de Valentina Quintero. Le dolió que la periodista revelara los peligros que deben enfrentar los viajeros en las carreteras del país cuando llegan a las alcabalas, lugares que se han convertido en centros de extorsión al amparo de la dictadura.

Cuando Valentina Quintero denunció a las alcabalas como centro de extorsión, quizás no se imaginó que en menos de 24 horas contaría con el respaldo de más de 60.000 usuarios, y creciendo. Entre los miles de comentarios generados por la denuncia de la periodista, abundan las historias sobre los abusos cometidos por los funcionarios de los mal llamados cuerpos de «seguridad». En especial, contra los extranjeros.

Según afirma la reconocida periodista, quien se ha destacado por su labor para destacar las bellezas de Venezuela, «Cuando ven un pasaporte no los dejan ir hasta que obtengan dólares. A una amiga que venía por Colombia la pararon en todas las alcabalas y la amenazaron con desnudarla y ponerla en cuatro».

Esta denuncia, en vez de motivar una investigación sobre el comportamiento policial en las alcabalas, generó la indignación de Remigio Ceballos, más conocido por fracasar ante las guerrillas en la frontera en un enfrentamiento que provocó la innecesaria muerte de militares venezolanos.

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Según esta ficha del chavismo, quien actuó mal fue la periodista Quintero, al asegurar que «Es una irresponsabilidad generalizar y pretender opacar la labor policial y militar enmarcada en la ética profesional de quienes se dedican a la protección, defensa y servicio al pueblo venezolano, poniendo a un lado su propia seguridad».

Según él, «Seguimos adelante por el combate a las mafias y por la garantía de los derechos humanos y las buenas prácticas policiales». El problema es que las denuncias sobre extorsión no son recientes y no fue Valentina Quintero la primera en denunciarlo. Las acusaciones contra los integrantes de las alcabalas se ha convertido en una constante, lo que demuestra que ni Remigio ni la dictadura están haciendo nada para solucionar este problema.

¿Incompetencia? ¿Desinterés? ¿Complicidad? ¿O todo esto junto?

Liz Jaramillo, representantes de Primero Justicia en el estado Aragua, se sumó a las denuncias presentadas en contra del personal en las alcabalas. Señala Jaramillo que negar las irregularidades denunciadas no soluciona las constantes violaciones de los derechos humanos de los viajeros en mano de los diferentes cuerpos de «seguridad» chavista. Recordó que en estos puntos se han denunciado vejaciones, humillaciones, matraqueo y, en casos extremos, hasta secuestro.

La dirigente política señaló que en el estado Aragua existen por lo menos «dos puntos de control en cada uno de los 18 municipios y que están lejos de generar seguridad en la población, al contrario, los ciudadanos sienten incertidumbre debido a los abusos de poder cometidos por los distintos cuerpos de seguridad».

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También denunció coacción por parte de los uniformados al imponer sanciones que, «en su mayoría, terminan en supuestas tarifas arbitrarias que deben ser canceladas en divisas de manera inmediata sin una regularización y mucho menos otorgar al infractor un documento que informe la presunta falta cometida». El tipo de extorsión que el poco eficiente Remigio se empeña en no ver.

En cuanto a la absurda recomendación del militar chavista de que los ciudadanos cuentan con formas de denunciar estos hechos, Liz Jaramillo señala que «los venezolanos no tienen ningún tipo de garantía al denunciar a cualquier funcionario que incurra en la ley y mucho menos a los delincuentes. Incluso, el temor se incrementa cuando los que deberían brindar protección son los implicados y amenazan con detenciones arbitrarias si no son satisfechas sus solicitudes que están fuera de la ley».

Como vemos, a Remigio le quedó grande tratar de menospreciar la labor de una periodista como Valentina Quintero y las sólidas declaraciones de Liz Jaramillo. Y es que cuando la verdad sale a la luz, de nada sirven las excusas de quien ha demostrado que evadir la realidad es el único «talento» que tiene.

Redacción: Juan Pablo Peñaloza

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