La producción petrolera de Venezuela apenas supera los 700.000 b/d

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A pesar de la gran oportunidad que Venezuela tiene para incrementar sus ingresos por venta de petróleo, esto no va a ser posible si la producción petrolera permanece estancada en alrededor de 700.000 barriles diarios. La consecuencia de estar bajo el control de la incompetencia y corrupción que es la mayor característica del chavismo.

En lo que va de 2022, la producción petrolera máxima a la que ha podido llegar PDVSA apenas roza los 700.000 barriles diarios, una cifra absurda si el objetivo es competir en el comercio de hidrocarburos a nivel mundial, tal como ocurría durante la era democrática de Venezuela.

Según el reporte presentad por la OPEP, la industria petrolera nacional apenas pudo producir 727.000 b/d durante el mes de junio, algo que no se acerca ni remotamente a los dos millones de barriles por día con los que le gusta soñar al dictador Nicolás Maduro y sus bufones rojitos.

En opinión de expertos, existen «graves problemas» para que Venezuela pueda impulsar la producción petrolera, ni siquiera en caso de que la administración Biden flexibilice considerablemente las sanciones contra la industria petrolera en su esfuerzo por nivelar el precio del combustible en el país del norte, el cual se ha disparado a consecuencia de la invasión de Ucrania por parte de Rusia.

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Si nos fiamos del informe de la OPEP, los limitados 727.000 barriles diarios producidos al cierre de junio, es la cuota más baja alcanzada para este año. Algo que debe preocupar a Miraflores y al usurpador que tiene por inquilino.

Recordemos que Nicolás Maduro mintió al afirmar que Venezuela cerró 2021 con una producción de 1.000.000 de barriles diarios, prometiendo duplicar tal cifra para 2022. Lo cierto es que las cifras anunciadas por el dictador no coinciden con los 871.000 b/d que, según la OPEP, si se produjeron al cierre de 2021.

En los últimos días, el gobierno de los Estados Unidos ha estado realizando maniobras para reintroducir a Venezuela en el mercado de hidrocarburos, sin obtener resultados favorables. De hecho, el dictador chavista ha respondido intensificando aún más las relaciones de Venezuela con Rusia, China e Irán, tres naciones que se han convertido en una amenaza para el mundo occidental.

Y los EE. UU. no son los únicos interesados de que fluya más petróleo venezolano. El presidente francés considera necesario «diversificar las fuentes de abastecimiento de petróleo», por lo que pide autorizar las exportaciones de crudo tanto de Venezuela como Irán. Algunos temen que esto se pueda convertir en un cheque en blanco para que Caracas y Teherán arrecien la represión de sus respectivas naciones para alcanzar la total implantación de sistemas dictatoriales violatorios de los derechos humanos.

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Sin embargo, aunque el panorama es alentador para el mercado petrolero, la realidad es que la industria petrolera nacional, la que Chávez se encargó de destruir, no tiene capacidad para responder el requerido incremento en la producción de crudo.

Rafael Quiroz, experto petrolero, advirtió que «la producción está estancada y no hay posibilidades de que se levante, debido a la carencia de capital para invertir, la falta de mantenimiento y los problemas de operatividad en la industria».

Recordemos que antes de la llegada del chavismo al poder, durante la era democrática venezolana, el país producía más de 3 millones de barriles diarios. Esta capacidad se mantuvo por lo menos hasta 2015, mientras la industria petrolera era desmantelada por el régimen socialista en el poder. A partir de este año, cuatro años antes de que le fuera impuesta alguna sanción, la producción petrolera se desplomó, llegando a producir apenas 400.000 b/d para el año 2020, el mismo nivel de producción que Venezuela tenía para 1934.

Una locura que sólo fue posible en chavismo.

Redacción: Juan Pablo Peñaloza

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