Después de años de abandono de toda estructura educativa venezolana por parte de la dictadura, Maduro está forzando la implementación de un plan para el supuesto rescate de la misma: un proyecto donde el factor militar y político pesan mucho más que los en verdad son importantes para impulsar la educación en el país. Algunos ya hablan de la militarización de las escuelas. ¿Cuál es la trampa que el indocumentado le está tendiendo a todos los venezolanos? Veamos.
Bricomiles es el nombre con el que se conoce a las pomposas «Brigadas Comunitarias Militares para la Educación», un proyecto con olor a totalitarismo que algunos ven como un paso más para controlar ideológicamente a los jóvenes desde las escuelas. Una aberración que implantó Fidel Castro y que es repetida, en menor o mayor grado, por los pichones de dictador del momento.
La idea, propuesta por el indocumentado el 20 de junio, se vende como la panacea mágica para solventar los incontables problemas de que presenta la infraestructura de los colegios de Venezuela a causa del abandono propiciado por desde los años del funesto Chávez.
Dentro del contexto de este «proyecto de recuperación», se indica que serán los planteles quienes determinen quien en la comunidad posee algún tipo de conocimiento que se pueda utilizar para recuperar las escuelas, como plomería, electricidad, construcción, etc. Estas personas serán incorporados a las unidades inventadas por el chavismo sin que, hasta el momento, se señale si los convocados tendrán la posibilidad de negarse o si se les reconocerá un salario por su trabajo.
Es importante aclarar que, durante la democracia, el mantenimiento de los colegios era responsabilidad de la Fundación de Edificaciones y Dotaciones Educativas (FEDE), organismo creado en 1976 y cuyo trabajo garantizó el buen estado de las instalaciones educativas en todo el país. Por desgracia, en 2007, el FEDE pasó inexplicablemente al Ministerio de la Vivienda y el Hábitat, desvirtuando su naturaleza. Un año después retorno al Ministerio de Educación, aunque sin volver a cumplir el rol para el que fue creado, como lo evidencia la destrucción actual de la infraestructura educativa nacional.
Uno de los problemas que muchos analistas ven en este proyecto de las Bricomiles, es que, además de estar influenciado por los mandos militares, también posee una gran dosis de partidismo político. En su estructura se siente la influencia del Partido Socialista de Venezuela (PSUV) y de las Unidades de Batalla Chávez, UBCH, ambos núcleos de manipulación política utilizado por el régimen para mantener el control político y social de la población.
Por ejemplo, lo relacionado con las Bricomiles en el estado Mérida, en los Andes venezolanos, está controlado por Luis Martínez, director del equipo político estadal del eje panamericano del PSUV en el estado. En el caso del Zulia, las Bricomiles están controladas por Jaqueline Farias, la misma en cuyas manos desaparecieron millones de dólares que Chávez le confió para la limpieza del Güaire, en Caracas. Tal fracaso en la limpieza de una quebrada nos permite adivinar el futuro de las Bricomiles en la región.
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Esto no es todo. Quien actúa como portavoz de este «proyecto» chavista en el estado Aragua es Lourdes Reverón, coordinadora de Organización del PSUV en el municipio Mario Briceño Iragorry, al norte de Maracay. Como se dice: todo queda en familia.
Esta invasión de la estructura política del régimen dentro de un proyecto que debería estar pensado en el rescate de las escuelas, es rechazada incluso por algunos aliados de la dictadura. En el portal Aporrea, de corte de izquierda y fuertemente influenciado por la ideología chavista, consideran que este proyecto podría ser utilizado para el chantaje contra las comunidades de padres, madres y familia. Más aún, advierten que su implementación viola la garantía de gratuidad de la educación, ya que implica que serán las comunidades quienes deberán costear este mantenimiento.
En la nota publicada en Aporrea se recuerda al artículo 102 de la Constitución Nacional, el cual reza lo siguiente: «La educación es obligatoria en todos sus niveles, desde el maternal hasta el nivel medio diversificado. La impartida en las instituciones del Estado es gratuita hasta el pregrado universitario. A tal fin, el Estado realizará una inversión prioritaria, de conformidad con las recomendaciones de la Organización delas Naciones Unidas. El Estado creará y sostendrá instituciones y servicios suficientemente dotados para asegurar el acceso, permanencia y culminación en el sistema educativo».
Y si ya es malo que lo política tenga relevancia en este proyecto, peor es cuando hace presencia la bota militar en el asunto de los civiles. Y es que las Bricomiles dependen de la Zona de Defensa Integral, ZODI, para su despliegue.
Esto es algo que deja en claro el general de división Edward Betancourt Gudiño, jefe de la ZODI de Aragua. El militar chavista confesó que «todo el sistema defensivo territorial se ha activado para dar carácter operacional a la activación de las Brigadas Comunitarias Militares para la Educación, lo que implica el despliegue de la Milicia y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, acompañada de todos los organismos de Seguridad Ciudadana que hacen vida en la entidad aragüeña». Ante estas declaraciones no hay lugar para malos entendidos.
Dentro de esta dinámica de presencia castrense, es interesante la opinión de Nehomaris Sucre, politóloga, en su artículo «Bricomiles ¿Vuelve el Plan Bolívar 2000 con otro nombre?». Aquí la también militar retirada recordó toda la corrupción que envolvió el tristemente famoso «Plan Bolívar 2000», proyecto que le permitió a Chávez corromper a muchos de los militares que hoy sostienen a la dictadura a cambio de mantener sus ingentes beneficios y garantizar su impunidad.
Señala Sucre que no es descabellado asumir que este nuevo proyecto chavista/militar tenga como objetivo refrescar el rostro de una Fuerza Armada Nacional que se ha convertido en sinónimos de violaciones de derechos humanos y crímenes de lesa humanidad, sobre todo luego de los desmanes oficialistas cometidos contra los manifestantes opositores tanto en las manifestaciones nacionales de 2014 como las que se repitieron en 2017.
Para otros, este empeñó de la dictadura de reunir en un mismo saco a los mandos del PSUV y a las FANB tiene como objetivo aprovecharse de la clase trabajadora venezolana para apuntalar el proyecto político actual con miras a las posibles elecciones de 2024.
Y las críticas no cesan. Fausto Romeo, presidente de la Asociación Nacional de Institutos Educativos Privados, Andiep, recuerda que antes de las Bricomiles existía el Sistema de Gestión Escolar, Maestros y Estudiantes. Este sistema monitoreaba las condiciones del sistema educativo nacional para su posterior mantenimiento o reparación.
Advierte Romero que «A nivel operativo, las Bricomiles están conformadas por el director, personal administrativo, personal obrero y personal docente de las escuelas y liceos, pero están las UBCH, que son el factor político de las elecciones que tiene conformado el PSUV, y no entiendo qué tienen que ver dentro de la institución educativa». Otra duda que tienen el presidente de Andiep es el porqué hay ingerencia del PSUV y de los militares en el sector educativo.
Indica Romero que «Ahí es donde empieza a crearse el problema, porque la Ley Orgánica de Educación, en su artículo 12, es clara y dice que no pueden inmiscuirse los factores políticos dentro del sistema educativo. Entonces, cuando hablan de UBCH; de la JPSUV; inclusive del Movimiento Bolivariano de Familia, cuando nosotros tenemos el comité de padres, madres y representantes; y los consejos comunales, ¿qué es lo que está incidiendo aquí, el factor político partidista o el factor educativo? Es lo que no acabamos de entender».
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En cuanto a la estructura educativa heredada de la democracia y que ha sobrevivido al chavismo, se puede hablar de 22.000 centros educativos. De estos, 18.000 pertenecen al sector público. Hoy por hoy, a causa de la crisis desatada por la incompetencia natural del chavismo, no hay manera de atender estas edificaciones.
Explica Fausto Romero que «Se podría decir, vamos a hacer un tercio de los planteles cada año, pero no ocurre; así, en los últimos años se atienden entre 250 y 290 planteles y, a ese paso, cuando vienes a terminar tienes que empezar de nuevo desde cero porque tendrás como 15 años sin darle una mano de pintura a las primeras escuelas».
Para Luis Salamanca, doctor en Ciencia Políticas y también abogado, este absurdo proyecto anunciado por el dictador es una prueba más del fracaso del chavismo para encontrar soluciones que beneficien a los venezolanos. Considera que detrás de las Bricomiles se esconde un plan para impulsar la imagen del régimen para los comicios de 2024.
Señala que «Hay una línea del chavismo que podríamos llamar del abandono de las funciones básicas del Estado, y que en el área educativa se refiere a limpiar, pintar, mantener, arreglar filtraciones, poner bombillos nuevos, pintar fachadas y arreglar baños de las escuelas y liceos, actividades que son básicas para el funcionamiento del derecho a la Educación, pero que, gracias a esta línea de abandono, no fue atendido por muchos años».
Esto obliga al régimen a lanzar operativos con la única intención de hacer ver que están cumpliendo con sus funciones. Esto ha sucedido antes, con programas limitados de recuperación de escuelas. La diferencia es que ahora se trata de un megaproyecto con el que intentarán cubrir todo el daño causado por el abandono e ineptitud socialista.
Salamanca llama la atención al hecho de que «Este es un programa que muestra cómo estamos realmente en Venezuela, que se hundió en lo económico, en lo social y lo institucional. Esta es una expresión de cómo se hundió lo institucional, porque ningún Estado en el mundo le dice a su población vénganse ahora porque vamos en vacaciones a trabajar».
En cuanto a la continuidad de este proyecto, el politólogo nos deja con una reflexión «¿Será sólo por este año y tal vez los dos que vienen por lo electoral? ¿Estaremos toda la vida con operativos?».
Conociendo los niveles de corrupción e incompetencia presente en el ADN chavista, se trata de una pregunta cuya respuesta no va a ser positiva para los venezolanos.
Redacción: Juan Pablo Peñaloza