Hecho en democracia: el puente General Rafael Urdaneta

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Fue bautizado en honor del General Rafael Urdaneta, héroe zuliano de la independencia. Es el puente más grande de América Latina, uno de los más grandes en su tipo y el número 50 en el mundo.

El puente Rafael Urdaneta que se ubica sobre el Lago de Maracaibo, en el Estado Zulia, cruza la parte más angosta de esta maravilla natura y conecta la capital de la entidad, Maracaibo, con el resto del país.

Es importante resaltar que se le considera el primer puente moderno de Venezuela, gracias a la tecnología utilizada para su construcción costa afuera, que involucró, entre otros aspectos relevantes, el diseño de gabarras para el hincado de pilotes (gabarras martillo) y pilotes especiales para el tipo de lecho del lago, además de otros dispositivos para la distribución de las cargas.

El proyecto fue licitado internacionalmente durante el gobierno de Marcos Pérez Jiménez, pero a causa de su derrocamiento no logró finiquitar la contratación. Al año siguiente, la obra se licitó nuevamente, iniciaron los trabajos y tres años después, el 24 de agosto de 1962, fue inaugurado por el presidente de Venezuela de entonces, Rómulo Betancourt.

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Originalmente fue diseñado por el ingeniero Ricardo Morandi y posteriormente fue modificado por el Consorcio Puente Maracaibo «CPM». Se construyó en hormigón armado y pretensado, tiene una longitud de 8.678 metros y cuenta con 134 pilas.

Durante varios años fue el puente más largo del mundo en su tipo y hoy en día sigue siendo una de las estructuras en hormigón armado más grandes a nivel mundial. Está conformado por cuatro carriles de circulación para vehículos de 3,60 metros de ancho cada uno, separados por una isla central de 1,20 metros y dos aceras de 0,90 metros.

Este impresionante puente unió ambas orillas del lago y conectó de manera eficaz a la ciudad de Maracaibo con el resto del país. Los proyectos iniciales fueron descartados porque una estructura de metal requeriría demasiado mantenimiento, por el clima húmedo de la región. Además de necesitar pocos cuidados, el cemento era un material menos costoso que el acero.

Las bases del puente se encuentran ancladas en el fondo del Lago de Maracaibo, a unos 60 metros de profundidad, para permitir que embarcaciones de hasta 45 metros de altura pudieran entrar al lago. Permite un tráfico promedio al día de 45 mil automóviles.

En su historia también hubo momentos difíciles. Dos años después de su inauguración, el 6 de abril de 1964, a las 22:45, el tanquero Esso Maracaibo, que cargaba 262 mil barriles de crudo con un peso total de 36.000 toneladas, sufrió una falla en la sala de turboalternadores que afectó las plantas eléctricas de la nave.

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De inmediato el capitán y el jefe de máquinas ordenaron las maniobras de emergencia, pero apenas lograron que la nave virara sobre su propio eje de popa, hacia la costa oriental del lago, y por la corta distancia de que disponían rozaron las pilas 31 y 32 del puente, lo que provocó el derrumbe de 249 metros de la estructura.

Fallecieron siete personas que iban en tres vehículos y un camión que cayeron al vacío. El puente necesitó ocho meses para ser reparado por la Creole Petroleum Company (causante del accidente) y la empresa venezolana Precomprimido C.A., constructora líder del puente que todavía tenía los equipos en el estribo de San Francisco, hecho que explica la rapidez de la reparación.

Para deleite de los visitantes, en la actualidad dispone de una sala audiovisual y de exposiciones donde se proyectan documentales sobre la construcción de este portento de la ingeniería, paseos guiados por las instalaciones de control, miradores con binoculares y otras atracciones culturales y turísticas.

A comienzos de este siglo fue iluminado en sus seis pilares mayores, utilizando 96 luces de 600 W, que pueden variar de color. El sistema es de fabricación danesa y fue diseñado para ser visible desde la ciudad de Maracaibo. De este modo se convirtió en uno de los monumentos de luces más grande de Latinoamérica y el tercero en todo el mundo, otro motivo para estar orgullosos de esta obra hecha en democracia.

Redacción: Alicia Salazar

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