Prueba la dieta mediterránea para la salud del corazón

Salud

La dieta mediterránea es una forma de alimentación saludable, que incorpora los productos, los sabores tradicionales y los métodos de cocción de la región que bordea el mar Mediterráneo.

Hoy en día, la forma en que interpretamos la palabra «dieta» es como algo derivado de la restricción que puede ayudarlo a perder peso. No obstante, la dieta mediterránea está muy lejos de ser eso. Es, en realidad, un patrón de alimentación saludable para el corazón, que incluye los alimentos básicos de las personas que habitan en los países que circundan el mar Mediterráneo, como Grecia, Croacia, Italia y España.

El interés por este tipo de alimentación comenzó en los años 50, cuando se observó que las enfermedades cardíacas no eran tan recurrentes en los países mediterráneos como en los Estados Unidos. Desde entonces, múltiples estudios han confirmado que la dieta mediterránea es una gran ayuda a la hora de prevenir las enfermedades cardíacas y los accidentes cerebrovasculares.

¿Qué es la dieta mediterránea?

«Esta dieta es rica en frutas y verduras, granos integrales, mariscos, nueces y legumbres y aceite de oliva», aseguró Nancy L. Cohen, profesora de nutrición en la Universidad de Massachusetts en Amherst. En este plan, limitará o evitará las carnes rojas, los alimentos con azúcar añadida y los productos lácteos (aunque se incluyen pequeñas cantidades de yogurt y queso).

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Los alimentos de origen vegetal, como verduras, cereales integrales, legumbres, frutas, frutos secos, hierbas, semillas y especias, son la base de la cocina. El aceite de oliva, casi un elixir en esos países, es la principal fuente de grasa añadida.

El pescado, los mariscos, las aves y los productos lácteos se consumen con moderación. Las carnes rojas se comen sólo ocasionalmente.

El aceite de oliva, por su parte, proporciona grasas monoinsaturadas que reducen los niveles de colesterol total y de lipoproteínas de baja densidad, mejor conocidas como colesterol «malo». Algunos frutos secos y las semillas también proporcionan grasas monoinsaturadas.

Los pescados, como el atún blanco, la caballa, el arenque, las sardinas y el salmón, son fuentes ricas de ácidos grasos omega-3. Estas grasas poliinsaturadas sirven para combatir la inflamación del cuerpo.

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Los ácidos grasos omega-3 también contribuyen a disminuir los triglicéridos, reducen la coagulación de la sangre y son especialmente efectivos para mitigar el riesgo de accidentes cerebrovasculares y la insuficiencia cardíaca.

¿Qué pasa con el vino?

El vino se asocia frecuentemente con la dieta mediterránea y se puede incluir, pero con moderación. Si bien el alcohol puede reducir el riesgo de enfermedades del corazón, por lo general acarrea otros problemas para la salud.

Comience a incorporar la dieta mediterránea a su rutina con estas recomendaciones:

Prepare comidas con vegetales, frijoles y granos integrales.
Utilice aceite de oliva en lugar de mantequilla en la preparación de alimentos.
Coma pescado al menos dos veces por semana.
Sirva fruta fresca como postre.

Asimilar el estilo mediterráneo también significa compartir las comidas con los seres queridos, estar activo físicamente, tener momentos de relajación y disfrutar las cosas buenas de la vida.

Redacción: Lis Parra

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