¿El acercamiento Biden-Maduro amenaza la supervivencia del gobierno interino?

Internacionales

La reunión entre los representantes del gobierno de los Estados Unidos con la dictadura Venezolana ha dado diferentes tipos de lectura dependiendo de la óptica de cada quien, y de los temas que pudieran haber sido tratados en la reunión. Sin embargo, la pregunta obligada es, ¿cómo queda el gobierno interino de Juan Guaidó con este paso dado por la administración Biden? Veamos.

La demencial invasión de Rusia a Ucrania ha alterado la economía global, moviendo el tablero geopolítico y geoeconómico como pocas veces se había visto. Y aunque mañana mismo se declarara la paz en esos países, los efectos sobre el mundo se mantendrán por algún tiempo más.

Una de las sanciones diseñadas por Estados Unidos para obligar a Putin a tomar el carril de las leyes internacionales, afecta la compra de petróleo y gas a Rusia, adquisiciones que fueron suspendidas totalmente. Esto perjudica a Rusia, es cierto, pero también golpea a la economía norteamericana al inducir un incremento en el costo del combustible a la población en general.

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Para contrarrestar al crudo ruso, Norteamérica está echando mano a sus reservas estratégicas, además de solicitar a sus petroleras que incrementen la extracción de petróleo. Sin embargo, es preferible adquirir petróleo en el exterior para garantizar la conservación del propio. Ante esto, y con un sentido pragmático de supervivencia, Venezuela vuelva a entrar en los radares Washington como proveedor de crudo.

Como indicamos en otros artículos de Siempre Venezuela, una de las ventajas que tiene el petróleo venezolano sobre la competencia, es que las mayores refinerías del país del norte están adaptadas para aprovechar este tipo de crudo, lo que ahorra tiempo y dinero al momento de la refinación.

Ante esta perspectiva, no es de extrañar que Joe Biden coquetee con la posibilidad de llegar a un acuerdo con el dictador Nicolás Maduro para garantizar que el pueblo norteamericano no sufra un incremento desproporcionado del combustible por la ausencia del petróleo ruso.

Ahora bien, hasta antes de la invasión rusa, los Estados Unidos reconocían a Juan Guaidó como presidente (e) de Venezuela, mientras que a Nicolás Maduro le quedaba el cargo de dictador. Sin embargo, para efectos prácticos, es Maduro y no Guaidó quien controla los yacimientos de petróleo en Venezuela y es quien tiene la posibilidad de incrementar la producción, sin importar su nula legalidad como usurpador de Miraflores.

Según el politólogo Ricardo Sucre, la visita de la misión norteamericana a Caracas, debilita el rol del gobierno interino. Señala Sucre que «El interinato y toda la oposición no son actores relevantes, al menos en esta etapa inicial. La oposición no tiene fuerza para terciar estas conversaciones porque lo que hace no tiene impacto en la vida del país. Estados Unidos observa que Guaidó ya no tiene la exclusividad de la interlocución como la tenía en otro momento».

Para Carlos Romero, también politólogo, la situación de Guaidó es delicada, ya que «queda en la cuerda floja» tras las conversaciones directas con el dictador. Considera que «Luego de la invasión de los rusos a Ucrania, el pragmatismo se está imponiendo en la política exterior y da lugar a este movimiento por parte de Estados Unidos que deja muy mal parado al gobierno interino».

Sin embargo, advierte Romero que estos contactos iniciales no implican que Estados Unidos cambie radicalmente su política con respecto a Venezuela. Por lo menos Guaidó sigue siendo reconocido como el presidente (e), pero nada garantiza que esto seguirá siendo así en el futuro.

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Por otra parte, Antony Blinken, secretario de Estado de EE. UU., aceptó que uno de los puntos puesto en la mesa entre la comitiva norteamericana y el régimen socialistas, se enfoca en el «interés de mantener un suministro constante de energía», puesto que uno de sus proveedores, Rusia, se encuentra sancionado.

Ante los eventos desatados por la irresponsable aventura emprendida por Putin y la pesada carga de sanciones que amenazan con colapsar la economía rusa, es posible que los Estados Unidos vean en esta crítica situación la oportunidad para enfrentar la penetración rusa a América Latina. Dentro de esta lógica, Ricardo Sucre señala que «Es lógico que si Estados Unidos busca estrechar relaciones con Europa frente a la invasión rusa en Ucrania, también intente establecer una unidad en su hemisferio y esto pasa por Venezuela».

Agrega este politólogo que «EEUU evalúa que Venezuela es un país que está cerca y que puede ser estratégico a lo mejor no para producir petróleo en este momento, pero sí en dos o tres años». Considera poco probable que la administración Biden quite sanciones a la dictadura, pero es posible que permita algunas concesiones con las transnacionales petroleras para incrementar la producción del petróleo venezolano.

En todo caso, se trataría de una negociación directa Washington-Caracas, fuera de la esfera de influencia del gobierno (e) de Juan Guaidó, lo que convertiría al interinato en un testigo de los acontecimientos y no en un actor. Tal situación equivaldría a una reducción de su peso en el juego de intereses actual, lo que amenaza con sacarlos por completo de la ecuación política venezolana.

Redacción: Luis González

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