La invasión de Ucrania por parte de Rusia ha alterado el equilibrio del mundo entero. No sólo en la parte bélica, sino en el costo de los alimentos y en el suministro de petróleo. Ahora que el petróleo ruso está en camino de ser abandonado por varios países, como Estados Unidos, se abre la posibilidad de que Venezuela vuela a ser un proveedor seguro de crudo. Aunque el camino para lograrlo no será tan sencillo como parece.
Hace poco se realizó una reunión entre funcionarios del gobierno de los Estados Unidos con el dictador Nicolás Maduro y la talibana Delcy Rodríguez. Según la agencia de noticias Reuters, uno de los puntos de la reunión que tuvo lugar en Caracas se centró en cómo se podría llegar a un acercamiento entre la administración de Biden y la dictadura del indocumentado para que Venezuela ayudara a reducir el incremento en el costo de la gasolina en los Estados Unidos producto del alza mundial de precios del petróleo.
Reinaldo Quintero, presidente de la Cámara Petrolera de Venezuela, considero que en estos momentos es posible que la industria petrolera nacional pueda aportar unos 400 mil barriles de petróleo diario al norte. Indica el experto petrolero que «Venezuela es muy importante porque siempre ha jugado (a ser) una fuente segura de energía, no solamente para la región, lo fue en la primera y segunda guerras mundiales, en el conflicto de Medio Oriente, en la reestructuración política de Europa y lo puede ser en este momento».
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Aclara que aunque sólo se lograra enviar a las refinerías estadounidenses 300 mil barriles por día, «eso va a ser suficiente para ir estabilizando el suministro en EEUU para que esos $ 4 o 5 que están pagando en las estaciones de servicio en California bajen».
Por su parte, Carlos Mendoza Potellá, economista y experto petrolero, considera que la mejor opción para los Estados Unidos es el petróleo venezolano como sustituto del petróleo ruso. El economista se basa en que las refinerías norteamericanas fueron construidas para procesar el petróleo que Venezuela produce. Indica que «El tipo de crudo pesado entre 10 y 28 grados característico de los campos convencionales venezolanos tienen un nicho de mercado asegurado en las refinerías tanto de la costa del Golfo como de la costa atlántica de Estados Unidos».
Señala también que «Si se obvia la circunstancia política y se llegan a acuerdos, no hay mejor opción para el mercado petrolero estadounidense que el crudo venezolano». No obstante, advierte que las promesas del régimen chavista no son sensatas. «Algunas metas que se proponen en Venezuela no tienen sentido. Partiendo del estado de deterioro en que estamos, si cambian las leyes por completo las transnacionales ofrecen alcanzar los 2 millones de barriles diarios en 2015 – 2026 y en adelante podríamos producir 2, 4 o 2,6 millones».
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Sin embargo, para alcanzar algún acuerdo entre la administración Biden y la dictadura chavista, será importante limar fuertes asperezas existentes de parte y parte. Se ha rumorado que mientras Estados Unidos insisten en las elecciones libres, la excarcelación ilegal de los gerentes de Citgo presos y ofrecen permitir a Venezuela regresar a la plataforma Swift, lo que le permitiría retornar al ecosistema económico mundial.
A la dictadura, por su parte, sólo le importa su propio beneficio, exigiendo la eliminación de todas las sanciones, tanto nacionales como personales, el control de los capitales extranjero y la entrega de activos como CITGO el cual Venezuela está a punto de perder por la irresponsabilidad, precisamente, de la dictadura que ahora quiere volverlo a controlar.
Las discusiones apenas han comenzado con exigencias maximilistas de lado y lado, lo que augura un potencialmente largo y accidentado proceso de negociaciones. Claro, mientras que alguno de los titiriteros del indocumentado no le ordene patear la mesa, como ya lo hizo con la mesa de diálogo en México.
Redacción: Luis González