Tal parece que 2022 no será un mejor año para Venezuela en cuanto a las necesidades humanitarias se refiere. Según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés), es muy posible que se mantenga la situación de 2021 según su Panorama Global Humanitario de 2022.
En opinión de OCHA, «Los problemas críticos incluyen la prestación de servicios básicos, la inseguridad alimentaria y la malnutrición, la movilidad humana y las necesidades de protección». Aunque se espera que el Plan de Respuesta Humanitaria se actualice para 2022-2023, es muy posible que se mantengan las estadísticas de 2021 que arrojan un total de 7 millones de venezolanos en situación de necesidad y 4,5 millones que requieren de asistencia.
En cuanto las perspectivas para el futuro, el informe de OCHA señala que podrá haber alimentos y artículos de necesidad disponibles, pero estos estarán fuera del alcance del poder adquisitivo de los venezolanos vulnerables. En el reporte de OCHA se indica que «La seguridad alimentaria y la nutrición se mantienen como una preocupación clave, ya que la tasa de desnutrición incrementó de 2,5% en 2010-2012 a 27,4% en 2018-2020».
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Sobre el tema del COVID-19, la atención hacia este punto descuidó el resto de los servicios de salud. Esto debilitó la atención a enfermedades crónicas y el acceso a la salud sexual y reproductiva. También desplazó los programas de vacunación de rutina y disminuyó la efectividad de los controles de las enfermedades transmitidas por vectores.
Considera OCHA que Venezuela debe prepararse para mayores retos de salud durante 2022. Se estima que «Los principales desafíos de la respuesta al COVID-19 incluyen limitaciones al acceso regular a energía, agua potable y servicios de eliminación de desechos seguros en los establecimientos de salud, limitada capacidad diagnóstica y equipos de protección personal, y la salida de personal sanitario calificado».
También hay que analizar el problema de la pandemia dentro del contexto económico. La cuarentena impuesta a la población redujo las actividades económicas. Esto afectó la producción y el comercio, lo que se tradujo en una merma en el ya escuálido ingreso diario de la población venezolana.
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Aunque en 2021 se percibió una leve mejoría económica con el anémico incremento de la producción petrolera, esto no modifica de manera significativa la crisis que afecta al país. Se espera que el PIB (Producto Territorial Bruto) de Venezuela crezca un 1%, luego de 8 años de continua contracción a consecuencia de la manera tan irresponsable con la que se ha manejado la crisis económica nacional.
En el informe se considera que «… las mejoras sostenibles en la economía dependerán del progreso duradero del diálogo político y la evolución de las sanciones internacionales», indica el informe. «Factores como el alcance de las medidas de reforma económica, las tendencias de la inflación, el suministro de combustible y electricidad y la capacidad de reactivar la producción de petróleo son claves para los cambios económicos sostenidos».
Redacción: Luis González