Carlos Luis Revette es un nombre que quizás pase al olvido para la mayoría de los venezolanos, pero no así su alias, «El Koki». Durante años fue el señor de un gran sector de Caracas donde actuaba a plena luz del día sin que las autoridades hicieran algo para detenerlo, a pesar de la huella de muertes provocada por su banda.
Sin embargo, la luna de miel entre el dictador Nicolás Maduro y El Koki se rompió por razones que aún se desconocen. Es entonces cuando se desarrolla la operación «Gran Cacique Indio Guaicaipuro» con la intención de detenerle. La operación aglutinó a miembros de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES), la Unidad de Operacones y Tácticas Especiales (UOTE), la Dirección de Inteligencia y Estrategias (DIE), la Dirección contra la Delincuencia Organizada (DCDO) y el Comando Nacional Antiextorsión y Secuestro (CONAS).
Se trató de un ejército de 2.200 funcionarios que tomaron la zona dejando como resultado más de 30 muertos, la mayoría civiles, y fallando en su objetivo de detener a El Koki y su lugarteniente, El Vampi.
Luego de este desastre, se informó que El Kokí estaba en Perú y más recientemente en Colombia bajo la protección del gobierno colombiano. Temeraria acusación lanzada por alguien con tan poca credibilidad como el indocumentado. Sin embargo, sucedió que El Koki no estaba ni en Perú ni en Colombia, sino bajo las narices de los organismos de represión chavista, en Venezuela.
Pero, ¿cómo descubrieron que este peligroso delincuente se encontraba en Venezuela? Tal parece que no lo sabían por lo que su captura y supuesto asesinato (al momento de redactar esta nota no habían aparecido fotos oficiales de su cadáver), fue producto de la casualidad. Y tiene que ver con otro peligroso delincuente al que llamaban El Enano.
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Todo comenzó cuando se detectó que la banda de El Enano había tomado fuerza por la carretera Panamericana, en el sector Los Colorados del estado Aragua. Ante esto se decidió activar labores de inteligencia para determinar la identidad de los delincuentes así como su ubicación.
El trabajo dio sus frutos y pudieron dar con el escondite de El Enano. El 23 de enero se procedió a realizar un operativo en su contra, en el que intervino el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC), Guardia Nacional, Polimiranda y la Secretaría de Seguridad Ciudadana de Guaicaipuro.
El área a recorrer eran las montañas cercanas a Cañote y la carretera Panamericana. Durante la jornada fueron localizadas y destruidas las garitas desde las que los delincuentes acechaban al sector.
Esta acción por parte de la policía presionó a los delincuentes quienes se vieron obligados a moverse hasta Tejerías, territorio de bandas enemigas. Allí, el 3 de febrero en el sector de Curiepe, fueron asesinados El Enano, El Piroco y El 38, además de dos sujetos no identificados. La violencia en el sector hizo que fuera activado un dispositivo denominado «Guaicaipuro II» con el objetivo de eliminar la delincuencia de Tejerías.
El operativo «Guaicaipuro II» contó con 700 funcionarios quienes se desplegaron por la Autopista Regional del Centro y la Carretera Panamericana, entre Tejerías y Cañaote. En el desarrollo del operativo se tomaron las garitas levantadas por los delincuentes en el sector de La Línea, en el estado Aragua.
Aquí se localizó un teléfono celular de El Koki, en el que se encontraron imágenes de su actual apariencia. Es aquí cuando se dan cuenta de que El Koki ni estaba en Perú, ni en Cúcuta.
Es curioso este detalle, ya que en los operativos previos suele «aparecer» un teléfono el cual posee «información» que apunta a uno que otro miembro de la oposición. Aunque sólo se ha hablado de las supuestas imágenes del líder negativo, no olvidemos este misterioso teléfono para posibles noticias futuras.
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El 7 de febrero, el operativo fue desplegado por Lagunetica, en dirección a la comunidad de La Mostaza, comunidad que bordea a Las Tejerías y La Victoria por la cordillera. En el área localizan una garita improvisada y se presume que allí se esconde El Koki y el líder de otra megabanda, Carlos Conejo. En la incursión, integrantes de la Brigada de Acciones Especiales del CICPC, (BAE), dan con el escondite de El Koki, siendo abatido.
Las autoridades aseguraron que durante las acciones también fue muerto Carlos Enrique Gómez Rodríguez, alias Carlos Conejo, líder de la banda que hasta hace poco controlaba Las Tejerías.
Cómo vemos, parece que el fin de El Koki, si es que en verdad está muerto, se debe a una cadena de eventos que dieron con el teléfono convenientemente «abandonado» en una garita. Esto demuestra una vez más que en caso de ser todo cierto (incluso el deceso de uno de los delincuentes más famosos de Venezuela en los últimos años), este pareció contar con apoyo oficial que facilitara su ocultamiento mientras las autoridades chavistas miraban a Perú y a Colombia como sus lugares de escondite. El viejo y efectivo truco de los tahures: distraer la atención mientras escamotean las cartas.
¿Error en un potencial programa de protección bajo las alas del régimen, mala suerte, o víctima de la versión violenta de la guerra intestina que está haciendo caer a militares y políticos chavistas como piezas desechables en el juego del poder? Ante los hechos expuestos los últimos días, saque usted sus propias conclusiones.
Redacción: Luis Alfredo González Pico