El presidente (e) de Venezuela, Juan Guaidó, le recordó al dictador Nicolás Maduro que la propuesta de reducir las sanciones contra el régimen socialista puede ser retirada si no se da reinicio al diálogo entre chavistas y demócratas, el cual fue abandonado por el oficialismo.
Recordemos que luego de algunas conversaciones en México en las que el régimen mostró poca disposición a tocar temas de relevancia para los venezolanos como la salud, alimentación, seguridad, etc., conversaciones que el dictador ordenó suspender como una forma de protestar la extradición de Alex Saab a los Estados Unidos, tanto la oposición como el propio Reino de Noruega (garante del diálogo), han solicitado la reanudación del diálogo como vía para solucionar la crisis por la que pasa Venezuela.
Según los resultados de estas conversaciones en cuanto a acuerdos que beneficien a los venezolanos, se procedería a reducir las sanciones por parte de los Estados Unidos y otras naciones que no reconocen ni a Maduro como presidente ni a la dictadura como un gobierno legítimo. Sin embargo, el régimen socialista ha puesto como condición para la reanudación del diálogo la liberación de Alex Saab, quien está siendo investigado por EE. UU. y otros países por lavado de dólares y otros crímenes de carácter internacional. Una solicitud que ya ha sido tachada de imposible de cumplir.
Ante esto, la administración norteamericana de Biden, quien había ofrecido suavizar las sanciones, han advertido que de persistir la suspensión del diálogo en perjuicio del pueblo de Venezuela, no sólo se retiraría la oferta de reducir sanciones, sino que podrían agregar sanciones adicionales.
Sobre este tema, Guaidó señala que, como oposición, «Estamos dispuestos a revisar las sanciones y lo hemos ratificado con miras a un acuerdo. Si no se vuelven a sentar a la mesa de negociación, la oferta no es indefinida». «Hay otra cara de la moneda: la posibilidad de endurecer las sanciones, las acciones diplomáticas, si no llega una solución política al conflicto».
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En cuanto al tipo de nuevas sanciones a aplicarse, el presidente (e) de Venezuela indicó que inicialmente serán sanciones individuales aunque aclaro, que aún están abiertos al diálogo. Sobre este punto, no hubo comentarios ni de la dictadura socialista ni del Departamento de Estado de los EE. UU.
Juan Guaidó es reconocido por Estados Unidos, por la Unión Europea y por otras naciones como el legítimo presidente (e) de Venezuela luego del fraude cometido por el oficialismo en las elecciones de 2018 el cual fue denunciado por la oposición y organismos internacionales de observación electoral. Esto le permitió al gobierno interino tomar el control de CITGO, filial de PDVSA, uno de los activos más importantes de Venezuela en el exterior.
En el caso de CITGO, el dictador Nicolás Maduro colocó esta empresa estratégica venezolana como garantía para asumir deudas que, bien sabía, no podía pagar. Se trató de un acto ilegal, ya que para esto requería la aprobación de la AN, la cual no obtuvo. De haberse mantenido CITGO en manos del régimen socialista, la empresa habría sido embargada y entregada a los acreedores. Desde que el gobierno interino asumió el control, la administración norteamericana se ha encargado de emitir órdenes de protección para evitar su desmantelamiento.
Sobre el tema de los acreedores, Guaidó considera que «Para todos los acreedores, incluida China, la mejor alternativa es la recuperación de la democracia en Venezuela, la reactivación del sector petrolero, la seguridad judicial». El gobierno interino está trabajando para pagar la deuda contraída por el socialismo, misma que abarca unos 150 mil millones de dólares y cuyo grueso ha desaparecido en los bolsillos de los integrantes del régimen dictatorial.
Con el diálogo, la oposición busca mejorar las actuales condiciones de los venezolanos, quienes se encuentran sumidos en una pobreza extrema similar a la de Haití, según lo señalan diferentes organizaciones internacionales. Entre las acciones que se solicita está autorizar la entrada a la ayuda humanitaria ofrecida por diferentes países y organizaciones, de manera directa, evitando que esta sea manipulada por las corruptas fuerzas armadas leales a la dictadura. De lograrse, los venezolanos contarían con alimentos, medicinas y tratamientos de salud, rubros escasos en estos momentos.
También se busca llegar a acuerdos que permitan unas elecciones presidenciales en verdad creíbles, justas y transparentes, siendo este uno de los puntos que menos interesa a los socialistas en el poder. Las próximas elecciones están pautadas para 2024 aunque el dictador podría adelantarlas, tal como lo hizo fraudulentamente en 2018.
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Guaidó considera que adelantar las elecciones favorecería a la oposición dada la evidente debilidad política del PSUV, el partido de gobierno. En las pasadas elecciones regionales, el régimen obtuvo alrededor de 4 millones de votos, una cifra mucho menor que los 12 millones que, supuestamente, logró en las elecciones presidenciales de 2012.
Por su parte, el gobierno interino y los partidos de oposición deben enfrentar el desaliento de los votantes quienes se sienten frustrados por lo que muchos consideran una tibia actuación de Guaido y su equipo de trabajo y otros apuntan directamente a complicidad para sobrevivir políticamente en concubinato con la dictadura. El gobierno interino disfrutó de un gran apoyo popular durante sus primeros años, sobre todo por la promesa de sacar a Maduro en poco tiempo. Un respaldo que hoy en día se ha venido a menos.
La ausencia de resultados en este sentido, los casos de corrupción denunciados y poco atendidos, como sucedió con la administración de Monómero de Venezuela, en Colombia, los enfrentamientos interno entre las diferentes toldas opositoras y la aparente falta de voluntad para enfrentar a la dictadura le está pasando factura al apoyo que Guaidó necesita para seguir siendo considerado la cabeza de la oposición.
Esto lo ha llevado a tratar de aglutinar nuevamente al pueblo a su alrededor, buscando demostrar que sí cuenta con el apoyo popular. Esto lo ha llevado a apostar su prestigio al convocar a una marcha de protesta en contra de la dictadura para el próximo 12 de febrero, algo que podría considerarse un plesbicito de su liderazgo. Guaidó es consciente de esto al señalar «El anhelo que tenemos los venezolanos es salir de la dictadura y no lo hemos cumplido», dijo. «Esa es una realidad y obviamente creará frustración».
Redacción: Luis Alfredo González Pico