Tal parece que el gobierno de México le está haciendo el juego a la dictadura chavista en cuanto a hacerle la vida de cuadritos a los venezolanos que pisan su territorio, sean migrantes o no. Lo cierto es que el nivel de rechazo oficial para con los nacidos en Venezuela es tal que deportan sin explicación a aquellos que tienen razones profesionales para visitar al país e incluso a quienes se encuentran de viaje a los Estados Unidos con todos sus papeles en regla.
La Voz de América, hizo un análisis sobre el trato que reciben los venezolanos en tierra mexicana, así como la actitud generalizada adoptada en los aeropuertos para impedir que un venezolano permanezca en México, así sea a la espera del vuelo que lo lleve a otro destino.
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VOA toma el caso de Jorge Luis (nombre ficticio), enfermero venezolano que fue seleccionado para viajar a México con el objetivo de realizar un curso de ventilación mecánica para pacientes con COVID-19. Este enfermero y su hermano, enfermero como él y también seleccionado para el curso médico, fueron interceptados por un agente de migración quien no quiso creerles el motivo de su viaje.
El agente mexicano los llevó a una oficina donde ya se habían retenido entre 30 o 40 venezolanos. No importaba si estaban residenciados en otros países o el motivo de su visita a México. Al parecer bastaba con ser venezolano para ser acosados por las autoridades mexicanas. Pero no fue suficiente con retenerlos: las autoridades mexicanas también les confiscaron los pasaportes y hasta los celulares, por lo que no pudieron contactar con nadie para informar sobre esta situación tan irregular.
Jorge Luis indicó que luego «Comenzaron un pequeño interrogatorio, al azar, frente a todos. Había gente con residencias en países como Argentina, Colombia o Chile». Acto seguido revisaron sus huellas dactilares y la información en el sistema de la migración mexicana. Hora y media después, les fueron llevadas las maletas. Para ese momento, los venezolanos estaban rodeados de la Guardia Nacional de México, la Policía Migratoria y la Policía, sin que nadie explicará la razón de esto.
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Al rato, sin razón, un agente de la migración azteca les dijo que México «no podía recibirlos ese día». Con esta escueta justificación les indicó que eran considerados como «inadmitidos». Luego, en el colmo del cinismo, las autoridades mexicanas les dijeron a los venezolanos que estaban expulsando arbitrariamente que «no estaban siendo deportados» por lo que, según él, podían volver en cualquier otro momento.
Este comportamiento de corte evidentemente xenofóbico por parte de las autoridades de México, parece confirmar los rumores de que la dictadura de Maduro había movido los hilos en diferentes países para perjudicar a los venezolanos en el exterior, la inmensa mayoría de ellos claros opositores al régimen chavista.
De ser esto cierto en el caso de México, es triste comprobar cómo la corrupción puede envenenar incluso las relaciones de los países que, en democracia, mantuvieron fuertes lazos de amistad. Una prueba de que tanto el socialismo como su versión más corrupta, el chavismo, pudren todo lo que tocan.
Redacción: Luis Alfredo González Pico