Con el cierre de 2021, Monitor Salud realizó una evaluación en la que se contabilizó 1467 profesionales de la enfermería contagiados por COVID19, 1149 médicos y 1041 entre el personal obrero. En total, fueron 6144 los casos de contagio por COVID19 dentro del sector de salud en Venezuela durante el pasado año.
Esta cifra reúne la información recabada en 69 centros de salud en todo el país: 28 hospitales localizados en el centro del país así como 23 hospitales en el occidente y 18 en el oriente. Las estadísticas logradas indicó que el centro es la región más afectada con 2751 casos, seguida por la región oriental con 1979 y la occidental con 1284 casos.
La ONG Médicos Unidos de Venezuela, por su parte, contabilizó hasta diciembre de 2021 el deceso a nivel nacional de 815 personas a causa del COVID19.
Como recordaremos, el régimen de Nicolás Maduro ha sido acusado de irresponsable al no vacunar oportunamente al personal de salud, priorizando a los políticos afectos a la dictadura, así como a los militares que la sostienen.
Además, se le señala de ofrecer vacunas no autorizadas por la OMS sin ningún tipo de garantía y de demostrarse negligente en cuanto al manejo de la delicada red de frío necesaria para garantizar la efectividad de la vacuna. A esto se le suma la falta de material de seguridad sanitaria como protectores faciales, guantes, mascarillas y trajes especiales.
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Tomemos como ejemplo el caso de los tapabocas. Según pudo conocer la ONG Monitor Salud, el personal de salud necesita utilizar el tapabocas mientras laboran en sus centros de trabajo, lo que equivale el 81% del año, como mínimo. Pero estos no son entregados por el sistema de salud, como es su obligación, por lo que deben ser adquiridos por el propio personal de salud.
Cada tapaboca tiene un costo aproximado de 0,37 dólares. Adquirir un tapaboca diario, como es lo recomendado, obliga al trabajador a invertir cerca de 11,47 dólares al mes. Lo increíble es que este monto representa más de la mitad (57,35%) del salario de una enfermera.
Ante este problema, algunos miembros del personal de salud han optado por el uso de tapabocas de tela. Este tipo de tapabocas es recomendado a la población general con menos de 60 años y sin afecciones de salud subyacentes. Pero, por su seguridad, el personal de salud necesita mascarillas médicas. Algo que, por supuesto, poco le importa al régimen socialista.
Por desgracia, el COVID19 no es la única amenaza a la que se enfrenta el sector de salud. Según Monitor Salud, los 69 hospitales de Venezuela monitoreados acumulan 600 denuncias de trabajadores quienes son víctimas de acoso laboral como parte de la política oficialista dentro de estos centros de salud. Estas denuncias abarcan:
- Región central, 112 denuncias: 95 amenazas y 17 coacciones para renunciar.
- Región occidente, 230 denuncias: 203 amenazas y 27 coacciones para renunciar.
- Región oriental, 242 denuncias: 234 amenazas y 8 coacciones para renunciar
En cuanto al centro con mayor número de denuncias por acoso laboral, el Hospital Universitario de Maracaibo se queda con este vergonzoso título con 51 denuncias presentadas.
Además del problema de equipos de seguridad sanitaria, los bajos suelos y las amenazas recurrentes, los hospitales se enfrentan a otro potencial foco de infección: las morgues en mal estado.
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En las morgues de los 69 centros de salud bajo la observación de Monitor Salud, se reportaron fallas durante el 40% de 2021. Eso significa que estas áreas estuvieron fuera de servicio durante casi cinco meses. Según al informe de esta ONG «Morgues como la del Hospital Central de Maracay, el Hospital Armado Velásquez Mago, Hospital Antonio Patricio Alcalá, Hospital Dr. Ángel Larralde, Materno Infantil de Caricuao o el Hospital Luis Ortega IVSS tuvieron reiteradamente problemas constantemente»
Como es evidente, el análisis realizado por las diferentes ONG sobre el estado del sistema de salud nacional está limitado por la información que el oficialismo se empeña en esconder, la coacción contra el personal de salud para que no hablen y la prohibición en algunos centros de permitir el acceso a los investigadores.
El punto es que desde 2015 el sistema de salud en Venezuela se ha venido de más a menos. Esto, ante la continua falta de insumos, destrucción de las infraestructuras, carencia de servicios básicos, ausencia de medicamentos, éxodo del personal calificado, ingerencia de fuerzas externas como colectivos o militares quienes presionan a los médicos según su conveniencia, amenaza al personal, nula inversión y descarada corrupción entre las autoridades colocadas por el régimen central.
Nunca ha habido interés por parte del régimen de Nicolás Maduro en mejorar el sistema de salud y la red de hospitales. A pesar de las millonarias inversiones que se hacen, no existe seguimiento del dinero invertido el cual invariablemente se desvanece de entre las manos de las «autoridades» chavistas. Por desgracia, mientras la dictadura socialista siga en poder, no hay razones para suponer que 2022 será diferente.
Redacción: Luis Alfredo González Pico