Cual Juego de Tronos, con el destino de los venezolanos de por medio, los chavistas deben afrontar los pros y contras de los posibles sucesores de un desprestigiado Maduro.
Al parecer, la derrota del chavismo en Barinas, la tierra del comandante, ha causado un irreversible deterioro del madurismo en el seno de sus propias filas, por lo que se puede deducir que en caso de que el régimen por fin convoque a elecciones, Nicolás Maduro no sería el abanderado de la revolución. La pregunta que surge en la mente de todos es ¿quién podría ser el sucesor de Maduro como candidato?
Diosdado Cabello, hombre fuerte del proceso, es en realidad la opción más débil. La campaña electoral y los abusos cometidos en Barinas demostraron que el socialismo radical impuesto por Chávez lo descalifican como posible representante del legado (triste legado).
Aunque fue, en definitiva, el gran perdedor, Cabello aún maneja duras influencias dentro del régimen, incluyendo su férreo control del parlamento chavista, y no podemos descartar su enorme poder económico producto de la corrupción y el narcotráfico.
Si pensamos en el sucesor como un «heredero», lo más lógico sería encontrarlo en el círculo cercano del dictador. Un nombre, últimamente muy trillado, es el de Nicolasito, pero aún no termina de alzarse como un personaje medianamente creíble, por más que se le otorguen cargos que siempre le quedarán grandes al no contar con la preparación necesaria y porque no deja de ser un protegido sin personalidad propia.
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Luego se puede pensar en su pareja, Cilia Flores. Algunos afirman que es una excelente estratega política, la persona detrás de muchas decisiones durante el mandato de Maduro. Sin embargo, su carisma es nula aunque controle muy bien los tejemanejes internos, y ella lo sabe.
En cuánto a las hijas de Chávez, a pesar de contar con la riqueza heredada, no han sabido administrar la herencia política que mal que bien les dejó su popular padre. Incluso su propio excuñado, Arreaza, condenó la posibilidad de colocar a un miembro de la familia Chávez en la silla presidencial, con un discurso ordenado por Maduro.
En cuanto a los hermanos Rodríguez, no son más que operadores sin imaginación ni capacidad de decisión, otro par de personajes sin carisma que no pueden ni acercarse al ideal creado por el autoritario comandante. No pasan de ser funcionarios (como casi todos aquellos con una cartera ministerial y otros puestos de poder) que toman decisiones basados en su carácter y no en lo que resulta más eficaz de acuerdo al escenario. Necesitan un jefe que los guíe para no salirse de los lineamientos del régimen.
Finalmente queda, por descarte, Padrino López, que últimamente se ha hecho autopromoción con unos videos en donde saluda hasta al personal de mantenimiento. Los militares adeptos al chavismo parecen estar cómodos con esta figura.
Aunque hay que reconocer que con lo sucedido en el Apure, cuando las guerrillas le patearon el trasero a las FANB chavista y por extensión, al propio Padrino, puede existir cierto recelo en cuanto a su capacidad de mando. Recordemos que Padrino se ha mantenido en su cargo como esbirro de la dictadura por conveniencia política y no por su cuestionable capacidad.
La balanza de influencias dentro de las Fuerzas Armadas se inclina a favor del ministro, quien astutamente, y con la aprobación de Maduro, ha estado colocando gente de su círculo en los puestos que antes ocupaban los oficiales fieles a Cabello.
Otro de los potenciales candidatos podría ser Luis José Marcano, actual gobernador de Anzoátegui y esposo de la supuesta sobrina de Cilia Flores. El ser un rostro fresco dentro del chavismo, con una manera muy particular de llegar a las personas, podría ser algo positivo en un panorama político tan desgastado como el oficialista. Además, su cercanía con Cilia Flores lo puede hacer maleable a los intereses de la actual troika rojita.
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Claro está, a diferencia del nefasto Chávez quien tuvo suficiente arrastre entre sus seguidores como para pedirles (y lograr) que votaran por Maduro, el indocumentado no cuenta con ascendencia alguna en la población por lo que su apoyo a Luis José Marcano sería poco menos que nulo. No es de extrañarse entonces que este potencial candidato comience a trabajar ya en la conformación de una base política bajo tutelaje del chavismo, para lanzarse como opción presidencial en una supuestas elecciones presidenciales.
Como vemos, ninguno de los potenciales candidatos a la presidencia en representación del moribundo PSUV posee capacidad alguna para conquistar el respaldo popular. De una u otra manera, todos ellos han demostrado ser enemigos sin remordimiento de los venezolanos contra quienes mantienen una guerra asimétrica.
¿Quién será el candidato? Por fuerza, el que está mejor ubicado para continuar con la debacle en Venezuela es Vladimir Padrino, militar acusado de diferentes delitos, entre ellos como patrocinante de terrorismo así como ataque sistematizado contra la población. ¿Llegará este criminal a sentarse en la silla de Miraflores?
Aunque todo es posible en un país forajido como el que el chavismo ha construido, lo cierto es que todos tratarán de mantener el poder en un desesperado intento por evadir la justicia internacional. Y si algo ha dejado en claro el chavismo es que nunca juega limpio por lo que todos deberán tener un ojo en la espalda.
Así son los juegos del poder en la cúpula chavista.
Redacción: Alicia Salazar