Mientras muchos celebran las fiestas decembrinas, otros sufren aversión por todo lo relacionado con la Navidad. Tenemos algunos consejos para afrontarlo lo mejor posible.
Es un hecho que algunas personas no pueden evitar sentirse tristes en Navidad, una de las épocas más alegres del año. Inevitablemente, asociamos la Navidad a un festejo feliz, donde todos debemos sentirnos contentos y obligados a disfrutar de los pequeños y grandes detalles.
Sin embargo, para muchos es más bien todo lo contrario y al llegar las fiestas sienten apatía y no tienen ganas de celebrar nada. Si es tu caso, puede ser que estés pasando por lo que se conoce como «depresión navideña».
La depresión es un trastorno del estado de ánimo que provoca abatimiento, apatía, pesar y sufrimiento mental a quienes la padecen. Es una enfermedad grave que debe ser tomada en serio y tratada por especialistas. Aunque en ocasiones se origina por un acontecimiento adverso, también aparece sin causa aparente, a esta última se le conoce como «depresión endógena».
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Específicamente, la depresión navideña puede atacar a personas de cualquier edad, aunque suele ser más frecuente en la edad adulta. Suele aparecer sin ninguna causa aparente, a excepción de la llegada de las fiestas decembrinas. Este tipo de depresión es estacionaria, es decir, se asocia a un momento concreto del año. No obstante, puede llegar a ser grave si no se trata adecuadamente.
Lo habitual para la mayoría de la gente es disfrutar de una Navidad alegre en compañía de su familia y seres queridos. Pero, para otras personas el estrés navideño puede ser un factor desencadenante bastante común de la depresión. La presión por encontrar el regalo perfecto, los centros comerciales llenos de gente, el terrible tráfico o el gasto excesivo propio de estas fechas, pueden generar malestar y ansiedad.
Otro factor principal es echar de menos a los seres queridos que no están. Tanto si se encuentran lejos, como si ya partieron, la nostalgia que su ausencia o pérdida provocan pueden chocar con los ideales de gozo, felicidad y compañía que asociamos con la Navidad.
Es importante recordar que es absolutamente normal echar de menos a un ser querido cuando no está, no debe avergonzarnos de estar tristes por su ausencia. Deja que la tristeza fluya, pero no te regodees en ella. Lo mejor es buscar nuevas actividades que no puedas asociar a esa persona.
Otros factores que desencadenan la ansiedad son las compras, la organización de eventos y la sensación de tener que mantener una sonrisa para no decepcionar a los demás.
Por otra parte, el fin de año supone hacer balance de los objetivos logrados, lo que podría causar que nos demos cuenta de que no conseguimos algunos propósitos y tener que cargar con la frustración que eso representa.
El hecho de que la Navidad es la época del año con menos horas de luz y, en muchos países, con el clima más frío, incide negativamente en el estado de ánimo.
La depresión navideña puede presentar síntomas como la pérdida de interés, o incluso aversión, por todo lo relacionado con la Navidad; sentirse infeliz al entrar en contacto con cosas como escuchar villancicos o ver decoraciones navideñas; aislamiento y casi ningún interés por la compañía de otras personas.
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Aunque la tristeza puede empeorar un trastorno depresivo ya existente, en la mayoría de los casos se trata de un bajón emocional temporal. Por supuesto, no debemos subestimar nunca algún posible estado depresivo. Lo mejor es combatirlo con una actitud realista. Si nuestra Navidad no se parece a la ideal, no debemos sentirnos culpables ni obligados a conseguirla como sea.
No importa que no todo sea perfecto. Vamos a relajarnos y a disfrutar de tiempo de calidad durante estos días de asueto. Un buen consejo es dedicarnos tiempo para disfrutar de las cosas que nos ilusionan. No todo el mundo tiene que estar alegre en Navidad, simplemente los problemas no van a desaparecer por ser una época festiva, claro que, a pesar de todo, podemos estar con las personas queridas y tratar de apreciar los buenos momentos.
Si estás lejos de tu familia y amigos, busca compañía o mantente más activo que de costumbre. Un sencillo paseo al aire libre puede ayudarnos a mejorar el estado de ánimo.
Por último, es indispensable no forzarnos a hacer cosas que no nos gustan o nos hacen sentir mal. Siempre puedes encontrar una excusa para no acudir a la cena de la empresa, no es una obligación asistir a todos los compromisos sociales. Trata de no aislarte, pero no te sientas obligado a hacerlo solo porque es Navidad.
Redacción: Lis Parra