El régimen hace lo que mejor sabe hacer: le roba competencias a la gobernación del Zulia

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Bajo la dictadura chavista, «ganar» una gobernación o una alcaldía es un triunfo relativo. En todo sistema democrático, las competencias de cada cargo se mantiene estable sin importar la tendencia política del ganador. Pero en socialismo, si un opositor gana, pierde competencias relacionadas con el manejo de su estado o municipio, debilitando la capacidad del recién elegido gobernador o alcalde para resolver los problemas comunidad. Una acción de política cobarde a la que ya nos tiene acostumbrado el chavismo.

Manuel Rosales, a quien algunos consideran de la oposición y otros un chavista light, ganó las elecciones para la gobernación del Zulia, uno de los estados más importantes de Venezuela y cuya población ha sufrido décadas de abandono, incluso con un gobernador afecto al régimen. A pesar de que bajó la cabeza para presentarse ante Maduro, tal como lo exigió el usurpador quien cree que de esta manera es reconocido como presidente, Rosales fue despojado, vía Gaceta Oficial, de la competencia sobre el aeropuerto de la entidad, así como de los peajes. Y sólo habían pasado 24 horas desde que recibiera sus credenciales como gobernador.

Según la Gaceta Oficial 42.261, con fecha del 23 de noviembre (dos días después de que Rosales ganara las elecciones), el Ministerio del Transporte ordeno la transferencia del aeropuerto a la empresa Bolivariana de Aeropuertos (BAER), y del puente sobre el lago de Maracaibo y los peajes a la Fundación Fondo Nacional de Transporte Urbano (Fontur). De esta manera, BAER se hace con el control del Aeropuerto de la Chinita además del aeropuerto Oro Negro, en Cabimas y el aeropuerto Miguel ángel Urdaneta Fernández, en Santa Bárbara.

En el caso de Fontur, este organismo centralizado operará los peajes y manejará los recaudos, incluyendo el peaje sobre el Puente de Maracaibo. Sin control del aeropuerto ni de los peajes, la aún no estrenada gobernación de Manuel Rosales tendrá la odisea de solventar problemas del estado con menos ingresos de los que manejaba Omar Pietro, el anterior gobernador a las órdenes del chavismo.

Es importante resaltar que durante la democracia se inició a un proceso de descentralización con el objetivo de optimizar la solución de algunos de los problemas de la población. Sin embargo, el nefasto Chávez, en su obsesión por el poder, revirtió este proceso, convirtiendo las competencias regionales en una herramienta de presión política, sin importarle en lo más mínimo el bienestar del venezolano.

Lo de arrebatar el control del aeropuerto y de los peajes no es nada nuevo en el Zulia. Chávez lo hizo en 2009 cuando Pablo Pérez, de oposición, ganó la gobernación del estado. En la siguiente elección ganó Juan Pablo Guanipa, también de oposición. Pero al negarse a reconocer a Maduro como presidente, fue ilegalmente apartado de su cargo de gobernador. Se realizaron elecciones a la medida de la dictadura para colocar en el cargo al chavista Omar Pietro.

Una vez este en el cargo, se le devolvió a la gobernación las competencias robadas a Pablo Pérez. Ahora, con el retorno de un opositor a la gobernación (y quien reconoció a Maduro con la vana esperanza que sus funciones serían respetadas), la dictadura repite la artimaña birlándole el aeropuerto y los peajes demostrando que, confiar en que el chavismo respetaría las reglas del juego político, no sólo es una ingenuidad, sino un suicidio.

Redacción: Luis Alfredo González Pico

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