Neomar Lander, el joven que murió luchando por el futuro de todos

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Neomar Lander murió cuando tenía 17 años en una avenida de Chacao. Su asesinato sigue impune, pero su imagen y su mensaje son inmortales.

En la manifestación del miércoles 7 de junio de 2017 hubo un muerto, un joven que nadie olvidaría: Neomar Lander. Era un muchacho de 17 años que se encontraba protestando en la avenida Francisco de Miranda, en el municipio Chacao, cuando cayó víctima de la explosión de un artefacto. Las versiones sobre su muerte difieren bastante. Algunos afirman que murió cuando una bomba lacrimógena lanzada por las fuerzas del orden le estalló en el pecho, mientras que funcionarios oficialistas plantean que su deceso fue provocado por un mortero de fabricación casera.

Neomar fue trasladado a la clínica El Ávila, donde ingresó sin signos vitales. El ministro del interior de entonces, Néstor Reverol, aseguró que el joven falleció al tratar de activar el mortero, pero varios vídeos grabados en el momento de su muerte muestran que el joven es impactado por una bomba lacrimógena disparada por funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana.

El adolescente, originario de Guarenas, acudía a todas las protestas en rechazo al régimen. Para ese momento se había graduado de bachiller. Todavía no había comenzado una carrera universitaria porque quería buscar un futuro mejor fuera del país.

El vicepresidente en 2017, Tareck El Aissami, fue otro de los representantes del régimen que declaró sobre su muerte en una rueda de prensa: «La investigación corrobora la explosión de un mortero de fabricación casera».

Incluso, la fiscal general de Venezuela, posteriormente calificada como traidora, Luisa Ortega Diaz, mostró ante los medios una lata de gas lacrimógeno para ilustrar su aseveración: «La hipótesis de una bomba lacrimógena es falsa porque nunca hubo línea directa entre Neomar y la Guardia Nacional Bolivariana».

Por su parte, el antiguo Defensor del Pueblo, Tarek William Saab, había publicado en Twitter que Neomar «presentó fracturas de costillas 4ta y 5ta, explosión del pulmón izquierdo con derrame hemorrágico interno, quemadura de antebrazo por un explosivo de fabricación artesanal».

A pesar de la posición unánime de los personeros chavistas, familiares y allegados de Lander, voceros nacionales y de la comunidad internacional rechazaron el terrible hecho. Una de las acciones más contundentes fue la emisión de un reporte por parte del panel de expertos independientes de la Organización de Estados Americanos (OEA), en el que catalogaron esta muerte como un crimen de lesa humanidad.

Su caso, como el de decenas de jóvenes venezolanos que se convirtieron en víctimas de la represión gubernamental, sigue impune, aunque sus familiares no se cansan de exigir justicia y honrar el lema por el que Neomar fue inmortalizado: «la lucha de pocos vale por el futuro de muchos».

El rostro del adolescente fue replicado en los muros de Caracas y también en otros países latinoamericanos, como Nicaragua que vivió protestas similares y una cruenta represión.

Más de cuatro años después de su fallecimiento, activistas por los DDHH, líderes políticos, familiares y amigos no lo han olvidado. Y no son los únicos, su imagen de muchacho idealista y, al mismo tiempo, desafiante se quedó grabada en la memoria colectiva.

El pasado junio, Juan Pablo Guanipa, primer vicepresidente de la Asamblea Nacional legítima, escribió en Twitter: «Hace 4 años el régimen le arrebató la vida a Neomar Lander cuando ejercía su legítimo derecho a protestar».

Igualmente, expresó lo que muchos admiramos de las víctimas inmoladas aquel fatídico año: «Hoy lo recordamos como el joven valiente que fue, que con mucho coraje salió a las calles a luchar por un mejor futuro para él y su familia».

Un ejemplo de coraje y amor por su patria que un joven de apenas 17 años dejó en alto para la posteridad.

Redacción: Alicia Salazar

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