Los familiares de Génesis Carmona, la joven asesinada en 2014, siguen esperando justicia

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Francisco Ameliach, gobernador del estado Carabobo durante las protestas del 2014, llamó a preparar un «ataque fulminante» chavista para extinguir las manifestaciones estudiantiles. Pocos días después fue asesinada en esa entidad Génesis Carmona, estudiante de Marketing y modelo, a manos de los colectivos.

La movilización del 18 de febrero de 2014 debía finalizar en la Plaza de Toros, al sur de la ciudad. No obstante, nunca llegó, los cercos militares impidieron el paso; miles de manifestantes quedaron atrapados en la Cedeño en horas de la mañana y, en medio los gritos de protesta y las pancartas, los motorizados «franelas rojas» aparecieron para ejecutar el plan del gobernador.

A las 3:30 de la tarde estalló la violencia. Botellas, piedras y tiros, fueron disparados por los colectivos hacia los manifestantes.

A la altura de la estación Cedeño del Metro de Valencia había gente corriendo hacia las tiendas del Centro Comercial Cedeño a modo de resguardo, mientras otros se lanzaban al suelo. Hasta que una ráfaga de balas aniquiló la protesta pacífica que exigía un país mejor.

Uno de esos disparos alcanzó a una joven inocente. Génesis Carmona, de 22 años, se precipitó al suelo, mortalmente herida. Un motorizado la llevó en sus brazos hasta la clínica Doctor Rafael Guerra Méndez. Muchos recuerdan la fotografía de aquel angustioso momento.

Carmona recibió un disparo en la cabeza. El médico jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos del Centro Médico, Carlos Rosales, confirmó la muerte de la joven al día siguiente, el 19 de febrero, pasadas las 12:00 del mediodía.

Rosales declaró que el proyectil quedó alojado en el cerebro de la joven, y causó daño encefálico con sangrado profundo. Explicó que, de haber sobrevivido, habría perdido la visión.

Siete años después, su caso permanece impune. Los familiares y amigos, que asistieron con ella a la protesta, narraron la secuencia de los hechos a distintos medios y organizaciones. Explicaron a Amnistía Internacional que la marcha se desarrollaba pacíficamente con un cordón de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) que precedía a los manifestantes. En determinado momento, los guardias se apartaron para dar paso a los colectivos que posteriormente dispararon.

Erica Rodríguez, amiga de Génesis, contó a Daily Mail: «Fue un momento confuso, intentaba reagruparse con su madre y sus hermanos, todos estaban allí manifestándose, pero se habían separado. Cuando empieza el caos, le dice a su mamá que no ve a su hermana, a Alejandra Carmona, y cuando regresó a buscarla, cayó al piso. Así simplemente».

Otro amigo, Héctor Rotunda, confirmó la responsabilidad de los colectivos y la complicidad de la GNB en el asesinato de Génesis: «Cuando nos dimos cuenta, ella estaba en el piso. La revisamos. Las amigas y la hermana pensaron que estaba desmayada, nunca pensaron lo peor». Añadió: «¡Móntala, le dieron!, gritó el pana que se la llevó en la moto cargada. Yo me fui atrás. Nos estaban disparando a matar. Quienes nos estaban disparando eran grupos armados del gobierno, indignante ver que la GNB no hizo nada».

A pesar de los numerosos testimonios, el régimen de Nicolás Maduro dio su propia versión del caso. El entonces ministro de Interior, Miguel Rodríguez Torres, aseguró en una rueda de prensa que el tiro provino de otro manifestante: «Esa muchacha murió por una bala que salió de sus propias filas y es lamentable que lleguemos a estos extremos de violencia».

Maduro eludió la responsabilidad de la cruenta represión. En cadena nacional, lamentó la muerte de Génesis y afirmó que se abrirían las investigaciones para dar con los culpables: «Tenía toda una vida por delante, no merecía morir».

Efectivamente, se abrió un proceso judicial. Tras las investigaciones del Ministerio Público, en el 2015 acusaron al ciudadano Juan Masa Seijas como cómplice de homicidio intencional y se libró una orden internacional de captura contra otra persona, aunque no se dieron detalles sobre si se era o no el autor material del hecho. Masa era estudiante de Economía de la Universidad de Carabobo y dirigente juvenil del PSUV.

Al acusado solo se le dictó medida cautelar de presentación cada 15 días en la instancia judicial, por orden del Tribunal 36 de Control de Caracas.

Luego del asesinato de Génesis, su familia se alejó de los medios de comunicación. En diciembre de 2014 su madre, María Eugenia Tovar y su hermana, Alejandra Carmona, tramitaron una petición de asilo político en Estados Unidos. «Voy a seguir desde aquí. La razón por la cual estoy aquí me la reservo», dijo la infortunada señora durante la celebración de un foro sobre derechos humanos en Doral, Florida, donde se concentra la comunidad de venezolanos en EEUU.

Siete años después siguen esperando que se haga justicia y que todos los responsables paguen por su crimen. Entretanto, el nombre de Génesis Carmona y el de los otros jóvenes que murieron a manos del régimen brilla como un recuerdo de la lucha verdaderamente democrática.

Redacción: Alicia Salazar

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