En algunos artículos hemos afirmado que del chavismo se puede esperar cualquier cosa, sobre todo las malas para el país. Y de nuevo tenemos razón. Porque ahora, cuando el sector productivo del país necesita un empujón que lo ayude a atravesar los estragos de la pandemia, al régimen no se le ocurre mejor idea que incrementar el precio del diesel, el combustible estratégico para los productores venezolanos. Y no es que se trate de un ajuste lógico, ni de lejos. Es que a Maduro se le ocurrió nivelar el costo del diesel en Venezuela a 0,50 dólares el litro, precio internacional, sin importarle la diferencia de salario. Pura incompetencia roja-rojita.
Si bien el precio del diesel en Colombia está por el orden de 0,60 dólares el litro, según lo indica talcualdigital.com, hay que recordar que el salario mínimo en Colombia es de 250 dólares, mientras que el de Venezuela apenas llega a los 6,7 dólares, como lo podemos ver en las estadísticas de valoraanalitik.com. Esto nos indica que el productor colombiano puede comprar casi 417 litros de gasolina con el ingreso mínimo nacional, mientras que el venezolano apenas llega a los 14 litros.
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Para cientos de camioneros que tenían días esperando echar combustible a sus unidades, la sorpresa fue mayúscula cuando les dijeron que ahora el diesel costaría 0,50 dólares el litro. No hubo anuncio previo que permitieran a los productores tomar las previsiones del caso. Por culpa del régimen, pasaron a pagar entre uno a dos dólares, o un kilo de comida para cargar combustible, a tener que buscar donde no los hay de 300 o 400 dólares que será el costo de contar con un tanque lleno. Esto sin hablar de la inversión que tendrán que hacer las empresas y los particulares que cuentan con plantas eléctricas a diesel.
Algunos alegan que el aumento se aplica en contadas estaciones de servicio. Sin embargo, la mayoría da por un hecho de que el régimen decidió incrementar de manera tan absurda el precio del diesel para poder seguir manteniendo el ritmo de la corrupción que lo sostiene. Ante el incremento brutal del precio, algunas estaciones de servicio prefirieron rechazar las gandolas de combustible hasta hacer un calibrado de las máquinas y revisar los depósitos. A 0,50 dólares el litro de diesel, una fuga podría llevar a la quiebra a la estación de servicio.
Entre lo que más temen los trabajadores del sector de transporte en Venezuela está el incremento del desempleo, puesto que los patrones no tendrán cómo pagar el obsceno incremento ordenado desde Miraflores. Muchas gandolas cuentan con tanques de 600 litros de capacidad mientras que otras llegan a los 800 litros. Esto indica un desembolso de entre 300 a 400 dólares por tanque. Como es de esperarse, este costo será recargado al consumidor final. Esto quiere decir, un mayor costo en los alimentos y en todo producto que requiera ser transportado por el territorio nacional, incluyendo el pasaje.
Por su parte, el régimen asegura en su discurso mitómano, que subir de casi cero a 0,50 dólares el litro de diésel no incidirá en la inflación, aunque desde ya, el pueblo de Venezuela bien sabe que es imposible separar la subida en el costo del combustible del aumento en el costo de la mercancía transportada. Más aún, la situación es tan absurda que por primera vez en la historia del país, cargar el tanque de un camión pequeño es más costoso que comprar un neumático. Cosas de la «robolución».
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Ya se habla de un subsidio a los transportistas, algo que en la jerga del chavismo se traduce en tráfico de influencias, manipulación política y un fructífero mercado negro para los enchufados a la revolución socialista. A esto se le suma un grave problema de seguridad porque ¿qué delincuente -uniformado o de civil-, ignorará una fila de camioneros que están esperando combustible por días, cada uno de ellos con cientos de dólares en efectivo que se convierten en miles si se suman a todos los presentes? Ante esto, algunos aseguran que será el patrón quien permanecerá en el lugar con el dinero para el pago del combustible, lo que convertirá a cualquier estación de servicio a todo lo ancho y largo del país, en el potencial objetivo de un atraco que fácilmente acabará con la muerte de inocentes.
¿A quién culpará entonces el indocumentado de Miraflores? ¿A los EEUU, a la UE, a la oposición, a las iguanas eléctricas? ¿Cómo afrontarán los venezolanos una potencial escasez de alimentos y productos de primera necesidad? ¿Qué harán los productores que quedan en el país para seguir dando la cara por Venezuela, sembrando y arreando contra viento y marea? Es evidente que esto no le importa al chavismo. Mientras pueden conseguir dinero fácil que escamotear, el resto es irrelevante. Así trabaja el socialismo.
Redacción: Luis Alfredo González Pico