Si hay algo que adoran los chavistas anticapitalistas, son los billeticos del Tío Sam. Todos los venezolanos recuerdan cuando el nefasto Chávez insultaba al FMI en cadena nacional, diciendo que no nunca los iba a necesitar. Luego fue el turno de Maduro de continuar con la misma actitud que evidenciaba la enorme ignorancia en materia de economía que padecían quienes vendrían a ser los asesinos de Venezuela.
Pero ahora que acabaron con la producción nacional y la comunidad internacional los tienen bajo vigilancia, entonces el régimen «recordó» que existe algo llamado el Fondo Monetario Internacional que presta dinero. Ahora, con la cola entre las patas, están exigiendo al odiado FMI que les entregue nada menos que 5 mil millones de dólares de un programa de apoyo a países necesitados con el fin de enfrentar las consecuencias económicas de la pandemia del COVID-19.
Así le tocó a Delcy Rodríguez, hermana de Jorge Rodríguez, cuyo padre estuvo involucrado en el secuestro de un industrial norteamericano y en el cobro de un rescate de 20 millones de dólares. Monto que nunca fue recuperado.
Ante la necesidad de dinero por parte de la dictadura para fines nada claros, a Delcy le tocó tragarse las palabras de todos aquellos que despotricaron en contra del FMI y resignarse a pedir fondos. Eso si, con la típica arrogancia chavista. Pero hay algunos problemas que resolver antes de atender su solicitud. El primero es que ni el FMI ni su principal accionista, EE. UU., reconocen a Maduro como presidente de Venezuela, lo que indica que, en este aspecto, Venezuela se encuentra acéfala de mando. De hecho, el Fondo ha sido lo suficientemente claro en diferentes ocasiones al indicar que Venezuela no puede optar por estos recursos a causa de una «falta de claridad en la comunidad internacional con respecto al reconocimiento del gobierno de facto».
Guaidó, presidente encargado de Venezuela reconocido por EE. UU. y varios países de América Latina, ya había hecho referencia a este tema indicando que en los diálogos de México se conversaría sobre el acceso a los DEG (Derechos Especiales de Giro) que comprenden los 5 mil millones de dólares represados en el Fondo. Sin embargo, la actitud de Deisy demuestra que lo que al régimen le interesa es hacerse con ese dinero a como de lugar, así sea incumpliendo la palabra de discutir su acceso en la mesa de negociaciones que oposición y dictadura mantiene en tierra azteca.
El desespero de la hermanita de Rodríguez por poner mano a estos fondos es tal, que en la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo acusó a los Estados Unidos de vetar la entrega del dinero. Allí indicó con el mayor desparpajo que «Venezuela reitera su denuncia de que el FMI se niega a entregarle a nuestro pueblo los $ 5 mil millones que le debe a nuestro país para combatir la pandemia».
La funcionaria de la dictadura olvida muy convenientemente que el FMI suministra fondos a países con una transparente política económica lo que exige recibir información de sus bancos centrales. En el caso de Venezuela, desde hace años la dictadura no ha entregado estos informes, irresponsabilidad que, por si sola, es motivo para no entregar el dinero. Y es que el chavismo es reconocido internacionalmente por sus falsedades en el campo financiero. Tomemos el caso del aumento en las reservas venezolanas anunciado por el Banco Central de Venezuela en el mes de septiembre. Sospechosamente, este incremento de las reservas (cuyo origen aún no han podido justificar luego de una continua caída) es por un monto casi igual al monto del DEG que se le está solicitando al FMI. ¿Casualidad?
Ante estas acusaciones ya bastante repetitivas por parte del chavismo, ni el Departamento de Estado de los Estados Unidos ni el Fondo Monetario Internacional se molestaron en emitir comentarios.
Como vemos, pocas veces se ha visto un ejemplo más fulminante de aquella expresión de «escupir para arriba». Así lo hizo el chavismo a lo largo de años y ahora le toca a Deisy correr con las consecuencias. El punto es que el FMI no es uno de sus organismos que pueden mover a su antojo y a ellos bien poco les importa las pataletas de una írrita vicepresidenta de la dictadura. El comportamiento del Fondo apegado a las leyes internacionales nos permite augurar muchas inútiles pataletas de Deisy en el futuro, para estupor y vergüenza de todos los venezolanos.
Redacción: Luis Alfredo González Pico