La fobia es un temor muy fuerte e irracional a objetos, lugares, animales o personas que no representan ningún riesgo real. Es necesario saber cuándo se trata de una verdadera fobia, porque muchas personas tienden a pensar que son fóbicos cuando en realidad solo tienen miedo. Debemos tener en cuenta que en las fobias la ansiedad y el temor es desproporcionado. Es decir, una persona sin fobia ante la misma situación podría sufrir una aprensión acorde con la situación. En las fobias, por el contrario, esta ansiedad se dispara y en la mayoría de las ocasiones es incapacitante.
Los fóbicos experimentan pánico, taquicardia, falta de aire, temblores y un fuerte deseo de huir. Una posible solución es que la persona conozca bien las características de su fobia para ayudarle a ver su realidad de otra manera y a afrontar sus miedos sin paralizarse.
Acrofobia
La acrofobia, o el miedo a las alturas, afecta a más del 6% de las personas del mundo. Este miedo puede provocar ataques de ansiedad. Las personas que padecen esta fobia hacen todo lo posible para evitar lugares altos como puentes, torres o edificios de muchos pisos.
Si bien en algunos casos este miedo puede ser el resultado de una experiencia traumática, el pensamiento actual sugiere que puede haber evolucionado como una adaptación a un entorno en el que una caída desde las alturas representaba un peligro significativo.
Cinofobia
La cinofobia, o el miedo a los perros, a menudo se asocia con experiencias personales específicas, como ser mordido por un perro durante la infancia. Tales eventos pueden ser bastante traumáticos y pueden provocar respuestas de miedo que perduran hasta la edad adulta. Esta fobia en particular es bastante común.
No es solo una aprensión normal hacia los caninos desconocidos; es un miedo irracional y excesivo que puede tener un impacto grave en la vida y el funcionamiento de una persona. Por ejemplo, una persona con cinofobia puede sentirse incapaz de caminar por una calle determinada porque sabe que hay un perro viviendo en ese vecindario. Esto puede afectar la capacidad del individuo para manejarse en su vida diaria y dificultar el acceso al trabajo, la escuela u otros.
Astrafobia
La astrafobia es el miedo a los truenos y relámpagos. Las personas con esta fobia experimentan abrumadores sentimientos de miedo cuando se encuentran con tales fenómenos climáticos. Los síntomas de la astrafobia a menudo son similares a los de otras fobias e incluyen temblores, alta frecuencia cardíaca y aumento de la respiración.
Durante una tormenta de truenos o relámpagos, las personas con este trastorno pueden hacer todo lo posible para refugiarse, como esconderse debajo de las sábanas o incluso dentro de un armario o baño. Las personas con esta fobia también tienden a desarrollar una preocupación excesiva por el clima. Es posible que pasen una gran cantidad de tiempo cada día rastreando el clima local y nacional para saber cuándo podría ocurrir cualquier tipo de tormenta.
En algunos casos, esta fobia incluso puede conducir a la agorafobia en la que las personas tienen tanto miedo de encontrar rayos o truenos que no pueden salir de sus hogares.
Agorafobia
La agorafobia implica el miedo a estar solo en una situación o lugar donde escapar puede ser difícil. Este tipo de fobia puede incluir el miedo a las áreas abarrotadas, los espacios abiertos o las situaciones que puedan desencadenar un ataque de pánico. Las personas comenzarán a evitar estos eventos desencadenantes, a veces hasta el punto de recluirse en su hogar por completo.
Aproximadamente un tercio de las personas con trastorno de pánico desarrollan agorafobia. La agorafobia generalmente comienza en algún momento entre el final de la adolescencia y mediados de los 30. Dos tercios de las personas con agorafobia son mujeres. El trastorno a menudo comienza como un ataque de pánico espontáneo e inesperado, que luego conduce a la ansiedad por la posibilidad de que ocurra otra vez.
Misofobia
La misofobia, o el miedo excesivo a los gérmenes y la suciedad, puede llevar a las personas a realizar una limpieza extrema, a lavarse las manos compulsivamente e incluso a evitar cosas o situaciones que se perciben como sucias. En algunos casos, esta fobia puede estar relacionada con el trastorno obsesivo-compulsivo.
Esta fobia común también puede provocar que las personas eviten el contacto físico con otras personas por temor a la contaminación, el uso excesivo de desinfectantes y la preocupación extrema por los informes de los medios sobre enfermedades. Las personas con esta fobia también pueden evitan áreas donde es más probable que estén presentes los gérmenes, como los consultorios médicos, los aviones, las escuelas y las farmacias.
Redacción Enrique Hernández