Los resultados de un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Colorado Boulder y de la Universidad de Maryland y que fueron publicados por la revista ACS Environmental Au de la Sociedad Estadounidense de Química, aportó más detalles sobre la transmisión del coronavirus y si se puede contagiar al usar instrumentos musicales. De la misma forma, precisaron qué medidas hay que adoptar para reducir los riesgos.
Por medio de este nuevo estudio, se halló que al tocar instrumentos musicales se pueden emitir los mismos niveles de partículas potencialmente cargadas con el coronavirus que cuando se canta. Pero al mismo tiempo comprobaron que si se recubren los instrumentos, se realiza distanciamiento social con otras personas en el mismo espacio cerrado y se aplican límites de tiempo en el uso de los instrumentos, se puede reducir significativamente el riesgo de contagio por coronavirus.
Tehya Stockman, autora principal del trabajo, indicó: “El COVID-19 le ha demostrado a la gente que la transmisión de enfermedades respiratorias por aerosol es algo que ocurre. Pero el hecho de que salga al aire no significa que todo el mundo vaya a contraer esta enfermedad. Descubrimos que hay maneras de mitigar estos aerosoles en un espacio y formas de reducir su riesgo”.
La investigación comenzó en 2020 para averiguar si tocar instrumentos musicales implicaba los mismos riesgos de transmisión del COVID-19 que el canto. Aunque no se han registrado brotes importantes en conjuntos instrumentales, los nuevos resultados publicados corroboran las recomendaciones iniciales de los científicos, que fueron aceptadas inmediatamente por músicos y orquestas.
Los investigadores probaron tres estrategias de mitigación en instrumentos de viento de madera, viento y metal, con dos cantantes y un actor. Evaluaron estas estrategias, diferentes duraciones de actuación y las diferencias entre lugares interiores y exteriores midiendo los aerosoles, los niveles de dióxido de carbono y el flujo del aire mediante diversas técnicas de modelado.
En primer lugar, descubrieron que los tapabocas funcionan y que la calidad del material filtrante es importante. Los tapabocas que se colocan de forma segura sobre la boca y la nariz de los cantantes, así como las fundas para campanas (fabricadas con filtrante MERV13) en los extremos de los instrumentos, disminuyen drásticamente la velocidad y la cantidad de partículas producidas por ambas fuentes.
En el caso de los instrumentos de viento y de los que tienen lengüetas o cañas simples como los clarinetes, descubrieron que la cantidad de aire que se escapa no contribuye de forma significativa a aumentar el riesgo de transmisión.
En segundo lugar, el tiempo de contacto es importante. Para mantener el riesgo bajo, menos de 10% de probabilidad de transmisión, los instrumentistas deben pasar menos de 30 minutos en el interior y menos de 60 minutos en el exterior tocando juntos a la vez. Independientemente del distanciamiento, “el riesgo de infección aumenta continuamente con la duración, independientemente de la distancia al cantante o al músico”.
También subrayaron que el distanciamiento es beneficioso. Dejar varios metros de distancia entre los músicos y los cantantes reduce la concentración de los aerosoles. Aunque tocar al aire libre es la mejor opción, de acuerdo con los científicos adoptar un enfoque por capas con todas las demás medidas de mitigación, puede reducir el riesgo de transmisión en espacios interiores
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Por último, el estudio muestra que no se necesitan mamparas plásticas ni pantallas faciales cuando se tocan instrumentos musicales. Las partículas en el aire que transmiten el COVID-19 pueden fluir fácilmente alrededor de esas barreras y mezclarse con el aire del resto del área.
En cuanto a la ventilación de un lugar, Stockman señaló que el dióxido de carbono es un gran indicador de lo bien ventilado que está un espacio cerrado. Al medirlo se puede inferir el riesgo de contraer COVID-19. El estudio demostró que cuando alguien se pone un tapaboca, el dióxido de carbono pasa a través de la mascarilla cuando la persona exhala, pero las partículas que pueden transportar el virus se quedan atascadas. Esto significa que las emisiones de dióxido de carbono continúan, pero las emisiones de partículas se reducen.
Si una sala de conciertos exige que todos los miembros del público lleven tapabocas y que todos los intérpretes coloquen una funda apropiada como cobertura de su instrumento, el riesgo de transmisión de COVID simplemente se reduce.
“Lo que hemos demostrado es que hay medidas fáciles de adoptar que hacen que la vida siga siendo relativamente normal, y no hay que temer al aire”, declaró Stockman en relación a las recomendaciones dadas para tocar instrumentos en espacios cerrados junto a otras personas. Los coautores del estudio, Mark Spede y James Weaver, también señalaron que las estrategias de mitigación probadas en este estudio pueden aplicarse ante cualquier patógeno futuro: “Aunque no sepamos cómo se desarrollará el final de la pandemia, este importante estudio ha permitido a los educadores de artes escénicas aboguen por el regreso seguro de la música en vivo a las aulas”, puntualizó Spede.
Redacción: Enrique Hernández