Tres Estupendos Libros De Divulgación Científica Que Son Fáciles De Leer

Entretenimiento

La ciencia siempre ha fascinado a los curiosos que desean aprender. A lo largo de la historia, su difusión ha sido primordial para el avance de la humanidad y los progresos tecnológicos. Los libros de divulgación científica son los que se han encargado de convertir la complejidad de un tema o campo del conocimiento en algo ameno y dinámico que facilita la comprensión del lector común, es decir, aquel que no se dedica a ese tipo de estudio o profesión.

Uno de los grandes ejemplos de obra de divulgación es, seguramente, El origen de las especies de Charles Darwin, el cual revolucionó la ciencia de la época al difundir el concepto de la evolución. También grandes científicos y autores como Carl Sagan, y Stephen Hawking, han contribuido a poner al alcance de todos los más innovadores descubrimientos.

Los tres libros que recomendamos a continuación tienen un gran objetivo: democratizar el conocimiento científico. Y lo hacen de una forma tan entretenida y fácil de leer que, simplemente, no podemos negarnos ese placer.

Glup

Este libro escrito por Mary Roach es, en realidad, un recorrido por el aparato digestivo humano, comenzando por el funcionamiento del olfato hasta terminar, como es natural, en el recto y todo lo relacionado con él. Entre tanto nos regala numerosas anécdotas y datos que no aparecen en los libros académicos.

La propuesta de Roach resulta exitosa porque no oculta la inmensa curiosidad que siente por el tema que investiga y es capaz de transmitir su fascinación en el texto: “Los tabúes me han favorecido. Los descansos para comer esconden muchas historias inusuales, prácticamente sin explorar”.

Periodista y psicóloga de formación, no recibió una instrucción sólida en biología y química, sin embargo su afán por aprender y su lenguaje abierto se gana la simpatía de sus lectores. En efecto, nos daremos cuenta de que Roach trata seriamente el tema si revisamos la cantidad y calidad de la bibliografía que usó para documentarse, además del renombre de los expertos que entrevistó.

Mala Ciencia

Nuestra salud es un tema omnipresente y nos vemos constantemente bombardeados con informaciones contradictoria, imprecisas y algunas veces erróneas. La mala ciencia nos rodea: en la farmacia, en los colegios, en la televisión, en la prensa, en la web y en las redes sociales. Ben Goldacre es un médico e investigador británico que puso todo su empeño en divulgar esta problemática en su primer libro titulado justamente así, “Mala Ciencia”.

Su intención fue dar al lector las herramientas básicas para defenderse de charlatanes, timadores, pseudocientíficos y de las manipulaciones de las grandes multinacionales. El verdadero valor de esta obra reside en que enseña al lector a pensar, analizar y a ver la ciencia de forma crítica.

El libro nació de la columna semanal que Goldacre tuvo en el periódico The Guardian entre 2003 y 2011. Desde allí denunció la inconsistencia de la moda detox, la charlatanería de la homeopatía, el oscurantismo del movimiento antivacunas (que tanto daño ha hecho durante esta pandemia) y el alarmismo sanitario en general.

“Mala Ciencia” sigue vigente hoy en día y esto bastaría para que sea una lectura recomendable, pero también tiene a su favor el ácido humor inglés de su autor, por lo que resulta un libro divertido y fácil de leer.

El hombre que confundió a su mujer con un sombrero

Si ya el título no es suficientemente sugestivo, tal vez le interese saber que su autor, Oliver Sacks, es el mismo que escribió “Despertares”, que a su vez fue el origen de la extraordinaria película del mismo nombre con el recordado Robin Williams.

Este neurólogo británico, fallecido en 2015, fue uno de los divulgadores más prolíficos del área, con muchos libros que nos aproximan a los misterios del cerebro explicando con delicadeza los casos clínicos más particulares de su carrera.

El libro presenta veinticuatro casos de enfermedades neurológicas muy variados entre sí. Conoceremos, por ejemplo, la historia de una persona que sin razón aparente dejó de sentir su cuerpo y le es imposible andar, el caso de otra paciente cuyo comportamiento cambió radicalmente desde una infección contraída hace décadas y, por supuesto, el profesor cuyo problema dio título al libro. Las historias tienen un tono emocional que va de la curiosidad a la tristeza, a veces con un toque de humor y otras con algo de horror, pero siempre tratadas con suma humanidad.

Sentiremos empatía por estos individuos, sobre todo por aquellos que fueron descartados como “retrasados mentales” por una sociedad que se asusta ante lo que no entiende cuando en realidad poseían grandes dones artísticos. El gran médico que fue Oliver Sacks nunca perdió de vista la misión de la medicina: “el sujeto humano que sufre y lucha”.

Redacción. Lis Parra

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *