Una misión de observación electoral de la Unión Europea es imposible en Venezuela

Internacionales

Para nadie es un secreto que las actuales condiciones electorales en Venezuela hacen imposible una misión de observación efectiva. Y es que ¿cómo hablar de elecciones justas en el país cuando se siguen inhabilitando candidatos incómodos para el régimen? ¿Cómo suponer la buena fe gubernamental si sigue el secuestro de partidos políticos y su entrega a directivas complacientes con la dictadura? ¿Cómo creer en las elecciones convocadas por una AN ilegítima de origen, si el régimen al que representa mantiene presos políticos, 21 de ellos, mujeres?

Dita Charanzová, vicepresidenta del Parlamento Europeo, fue contundente ante esta situación al indicar que «…una misión como esta no cumple con las condiciones, porque una misión de observación electoral es un proceso largo, de meses, no va dos días antes de una elección a tomar un café y que le digan que todo está bien. Nosotros siempre hemos pedido una observación internacional y el régimen no nos la ha permitido.» Imposible ser más claros sobre este punto.

Por su parte, Leopoldo López señaló su preocupación ante la posibilidad de que los estrictos estándares europeos en tema de elecciones sean disminuidos para adaptarlos a las escasas «garantías» ofrecidas por el chavismo. Como bien lo indica «No es lo mismo acompañamiento que observación. Lo que nosotros pedimos es observación electoral y para eso hay unas condiciones que se dan o no se dan. No pueden darse a medias y ya no se están dando porque no cumple con los seis meses previos que requiere una misión de observación electoral seria. Así que esta misión solo le favorece a la dictadura».

Recordemos que las elecciones del 21 de noviembre fue convocado por una AN ilegítima de origen para complacer las órdenes de un gobierno de facto. Aunque el CNE posee dos rectores aparentemente de oposición, lo cierto es que las decisiones de mayor trascendencia siguen en manos de rectores resteados con el proceso revolucionario que ha llevado el país a la quiebra. Rectores que en vez de cumplir las normativas internacionales para la realización de elecciones libres, buscan el apoyo y acompañamiento de gobiernos totalitarios como el ruso o el turco, ampliamente criticados por poseer un sistema electoral sesgado y genuflexo al poder ejecutivo.

El problema de Venezuela hace tiempo pasó de ser un problema de puertas adentros a ser una amenaza continental. Hace pocos días, el reconocido grupo de hackers venezolanos TeamHDP ingreso en los sistemas de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) desde donde extrajeron información sobre la presencia de más de 200 agentes del chavismo en territorio colombiano realizando labores de inteligencia en contra de la democracia neogranadina. No conforme con esto, también revelaron los agentes que el chavismo tiene en otras partes del mundo, como España, Italia y Portugal, lo que significa que la corporación criminal del chavismo no tiene límites para expandirse a cualquier otro país del mundo.

Al carecer los venezolanos y la comunidad internacional de las mínimas condiciones electorales que permitan unos comicios justos y transparentes, se trunca la opción democrática de acabar con esta pesadilla y poner fin al chavismo por la vía del voto. Esto es algo que la vicepresidenta del Parlamento Europeo, Dita Charanzová, tiene muy claro al afirmar: «Vivimos en un mundo en el que Europa tiene que alzar la voz por los DDHH. Hay que perseguir a los violadores de DDHH y yo estoy comprometida con eso. Necesitamos dar más visibilidad al tema de Venezuela en Europa. El problema de los venezolanos no lo pueden resolver los venezolanos solos, pero tampoco la Unión Europea sola. Necesitamos unir las fuerzas de todos los aliados que luchan por la Libertad, la democracia y los DDHH».

Queda que la Unión Europea asuma una posición responsable y exija para las elecciones venezolanas las mismas garantías con las que cuentan los votantes de sus respectivos países. Adaptar las exigencias de la UE a lo que la dictadura esté dispuesta a ofrecer sería aceptar que los gobiernos criminales tienen tanto o más derecho a existir que los elegidos democráticamente. Un precedente que, sin duda, señalaría el fin de la democracia y el triunfo de la barbarie.

Redacción: Luis Alfredo González Pico

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