¿Está utilizando la dictadura chavista tácticas de terror nazis en contra de la disidencia?

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Cuando pensamos que la dictadura de Nicolás Maduro no podía caer más bajo ni ser más vil, el chavismo nos demuestra que en crueldad y sadismo nadie les gana.

El informe presentado por la Misión Internacional Independiente de Determinación de los Hechos en Venezuela ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas este jueves, no dejó lugar a dudas sobre las continuas y gravísimas violaciones a los DD. HH. que el régimen comete contra la población venezolana y contra aquellos que les adversa.

En un interesante artículo publicado por elnacional.com el 17 de septiembre, se hace referencia a lo presentado por el segundo informe de la ONU, material que a lo largo de más de 200 páginas desnuda cómo el sistema judicial venezolano ha institucionalizado una metodología de violaciones a los derechos humanos y consumación de graves crímenes de derecho internacional. Entre estos crímenes auspiciados desde la «justicia» venezolana destacan los secuestros, las torturas y una técnica utilizada por los nazis para aterrorizar a la disidencia.

«En medio de la profunda crisis de derechos humanos de Venezuela, la independencia del poder judicial se ha visto profundamente erosionada, lo cual ha puesto en peligro su función de impartir justicia y salvaguardar los derechos individuales», señala Marta Valiñas, presidenta de la Misión de la ONU. Es importante destacar que en el punto 73 de este demoledor informe, se denuncia el uso por parte de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (la temida DGCIM) de «tácticas criminales». Entre estas tácticas destaca la detención, secuestro y amedrentamiento de los familiares de la disidencia con el objetivo de lograr su arresto.

Tal acción no es nueva, y su origen moderno proviene del nazismo el cual, al igual que lo hace el chavismo, consideran que el fin vale los medios. Hablamos del «Sippenhaft», una acción que consiste en castigar a la familia de opositores sin importar la edad, el sexo o la condición de aquellos que tienen la mala suerte de caer en las garras de las SS bananera de Maduro.

Esta táctica fue denunciada por uno de los detenidos en el marco de la «Operación Gedeón», una supuesta invasión contra Venezuela que consistió en el desembarco de un puñado de hombres armados en las costas del país. Esta operación había sido infiltrada por el régimen y el desembarco se convirtió en una emboscada donde, según se dice, los esbirros de Maduro dispararon sin mediar palabra.

El reo fue interrogado bajo el método de asfixia extrema, lo que obligó a los esbirros chavistas a trasladarlo a un hospital militar donde fue reanimado. A pesar de la brutalidad de este tipo de interrogatorios, el hombre no dio las declaraciones que el régimen quería. Ante esto, los funcionarios del DGCIM le indicaron que aplicarían el «Sippenhaft». Al poco tiempo la dictadura allanó su casa, arrestaron a sus dos hermanas y cuñado para mantenerlos retenidos, sin soporte legal, durante poco más de un mes.

El «Sippenhaft» fue una táctica de los nazis heredada del derecho germánico de la Edad Media que consistía, como se dijo antes, en presionar a la familia de sus adversarios castigando al núcleo familiar hasta conseguir lo que se deseaba. El sádico Heinrich Himmler, jefe de las SS, fue quien reactivó esta táctica que podía extenderse a abuelos y suegros de los acusados. Fue utilizada con particular intensidad en 1944, luego del intento de asesinato de Adolf Hitler el 20 de julio de ese año. Un mes después, los hijos de los conspiradores de no más de 16 años acabaron presos en un campo de concentración ubicado en Bad Sachsa.

Este castigo contemplaba la cárcel, pero también podía abarcar la confiscación de los bienes pertenecientes a la familia del prisionero que querían atrapar, castigar o cuya resistencia necesitaban romper. No importaba si la familia tenía algo que ver o si conocían de las actividades del detenido. Lo importante para los nazis, al igual que para el chavismo, era demostrar el poder del estado, la disposición a la más absoluta crueldad y una total falta de humanidad.

También indicó el informe que «Las múltiples irregularidades en los casos que hemos analizado, tomadas en conjunto, han tenido un impacto devastador en las vidas -incluso en la salud física y mental- de las víctimas y sus familias». Algo de lo que Nicolás Maduro, Vladimir Padrino, Jorge Rodríguez, William Tarek Saab y la extensa lista de criminales de lesa humanidad de la dictadura estarían orgullosos.

El simple hecho de utilizar a los familiares de los acusados para llegar a ellos, demuestra el talante criminal del régimen chavista. Nada que sorprenda del todo. A lo largo de los años, las cárceles de Venezuela han recibido prisioneros cuyo único crimen es tener algún valor estratégico para que la dictadura los utilicen como moneda en los diálogos o simplemente para dejarlos morir fríamente sólo para enviar el mensaje de lo que ellos, Maduro y sus secuaces, son capaces de hacer. Esperemos que las cada vez más abundantes y mejor documentadas denuncias permitan borrar el cáncer del chavismo como ya sucedió, muchos años atrás, con el nazismo.

Redacción: Luis Alfredo González Pico

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