Venezuela, ex país petrolero, ex país industrial, ex país exportador, se ha convertido en un lamentable vendedor de chatarra la cual es ofrecida a diferentes naciones como Panamá, Indonesia, India, Taiwán, México y China. Sin embargo, el principal comprador es Turquía, el totalitarista socio que se encuentra en medio de una red de contrabando y corrupción por donde se comercializa oro y petróleo.
Este es el resultado de las corruptas políticas implementadas por el chavismo a lo largo de más de dos décadas. Ahora, después de destrozar el aparato productor del país convirtiendo a Venezuela en un mendigo ante el mundo, y después de robar a manos llenas de las arcas de la nación el dinero de todos los venezolanos, han decidió arrasar con lo poco que queda en pie vendiendo como chatarra todo lo que puedan vandalizar de las industrias.
En un revelador artículo publicado por talcualdigital.com el 16 de septiembre, se evidencia la manera criminal con la que la dictadura de Maduro está desmantelando al país para obtener dinero que poder desviar a sus cuentas secretas. Si bien es bastante conocida la destrucción de la industria siderúrgica y la petrolera, dos proyectos que eran símbolo de la Venezuela pujante de la democracia, la ambición chavista se ha expandido para apoderarse de cualquier cosa que se pueda vender.
La investigación adelantada por TalCual junto a reporteros de El Pitazo, en alianza con el Centro Internacional para Periodistas (ICFJ) y Connectas, revela que «La administración de Nicolás Maduro ha emitido varias decisiones para obtener el control de la recolección y exportación de los materiales ferrosos. Desde 2018, se emitieron decretos en el cual se califica a estos productos como de “carácter estratégico y vital para el desarrollo de la industria nacional”. También se obliga a que toda la chatarra que se produce en el país se venda exclusivamente al gobierno y da potestad a gobernaciones y alcaldías para que recolecten y/o comercialicen estos materiales».
Es por esto que en los puertos venezolanos se han convertido en depósitos de chatarra la cual ha sustituido las exportaciones de años atrás como eran las de productos petroquímicos y vehículos. Lo grave es de donde proceden estas chatarras. Durante 2020 Aluminios del Caroní (Alcasa) sufrió la desincorporación de dos líneas de producción con capacidad de 170.000 toneladas anuales. Al régimen le resultó más práctico obtener 20.000 toneladas de chatarra que poner a producir la empresa. En 2021 fue el turno para Sidor y Venalum
Dado el decreto indicado arriba que daba potestad a las gobernaciones y alcaldías para hacerse con la comercialización de la chatarra, las entidades del estado Bolívar se presentaron en las instalaciones de Sidor y Venalum para cobrar «impuestos ambientales» pendientes. Según testigos presentes, los representantes oficialistas se presentan, cortan con sopletes lo que les gusta -aunque estén en buen estado- y se lo llevan, cuál línea de bachacos destrozando un árbol.
Pero este no es el fin de la historia. Aparte de las empresas estratégicas ya mencionadas, otras diferentes construcciones se han visto afectadas por este indiscriminado desmantelamiento. A esto hay que sumarle el robo de piezas del puente Nigale -el segundo puente sobre el lago de Maracaibo-, el desguace del Sistema Hidroeléctrico Yacambú, en Lara, el desmantelamiento del tren Tinaco-Anaco en el estado Anzoátegui y la venta de las planchas de acero de alta resistencia del no finalizado puente sobre el Orinoco, por nombrar sólo algunos casos.
Según lo reseña el artículo de TalCual «según la información oficial de Bolivariana de Puertos (Bolipuertos) desde 2019 y hasta junio de 2021 se exportaron al menos 711.362 toneladas métricas de chatarra, que pudieron haber generado 355,6 millones de dólares. En el mercado internacional, estos productos se cotizan a un promedio de 500 dólares la tonelada, no obstante, en el mercado europeo se pueden vender entre 700 a 1.000 euros».
El cómo pudo uno de los países más prósperos y trabajadores de América Latina, pasar a ser una nación chatarrera, es algo que será estudiado en el futuro tanto nacional como internacionalmente. En este momento la única realidad es que el chavismo está demostrando no querer dejar piedra sobre piedra, dispuesto a vender todo a lo que le pueda poner la mano y destruir lo que no se pueda llevar, con el mismo dañino instinto de las ratas.
Redacción: Luis Alfredo González Pico