Carlos Cruz-Diez fue un pintor y artista cinético venezolano, conocido por sus estructuras cromáticas y experiencias sensoriales de encuentro con la luz, que lo convirtieron en el incuestionable maestro del color. Nacido en Caracas, el 17 de agosto de 1923, estudió en la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas, trabajó desde muy joven en una agencia de publicidad y como ilustrador de periódicos antes de comenzar a desarrollar su estilismo artístico.
En 1957, fundó una escuela de artes visuales en Caracas y dos años después se mudó a París para dedicarse de lleno al arte. Allí se radicó hasta que finalmente se convirtió en ciudadano francés en 2008.
Una de sus primeras obras fue la serie de Fisicromías, iniciada en 1959. Estaba conformada por tiras de cartón, aluminio y plexiglás dispuestas en diferentes niveles para dar la impresión de un color vibrante. También es famosa su serie de 1969 Cromosaturaciones, desarrollada en París y que constaba de 22 cabañas de plexiglás rojo, azul y verde que se instalaron en la entrada de la Place de l’Odéon.
En Venezuela, su expresivo e impresionante trabajo cromático en el suelo del aeropuerto internacional de Maiquetía, no solo resplandeció cuando el edificio era un ejemplo de la modernidad, sino que hoy en día es el símbolo de la diáspora venezolana.
Artista versátil, Cruz-Diez trabajó con serigrafía, video, maquetas arquitectónicas, pinturas tradicionales, etc. La mayor parte de su obra se basa en el efecto muaré, en el que las líneas de color contrastante dan la impresión de movimiento, técnica ejemplificada de gran manera en su serie Physiochrome.
Su trabajo ha sido expuesto en el Museo Reina Sofía de Madrid, el Museo de Bellas Artes de Houston, el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles, entre otros. Enseñó técnica cinética durante un tiempo en la École Nationale Supérieure des Beaux-Arts, y posteriormente trabajó como director de arte del Instituto de Estudios Avanzados de Caracas.
En 1989 publicó en Caracas su libro “Reflexión sobre el color”, con una segunda edición en español e inglés 20 años después. En 1997, su ciudad natal lo homenajeó con la inauguración del Museo de Grabado y Diseño Carlos Cruz-Diez.
Inauguró su exposición retrospectiva más importante en el 2011 con el nombre de «Carlos Cruz-Diez. Color en el espacio y el tiempo», en el Museo de Bellas Artes de Houston en Estados Unidos. Y al año siguiente recibió el mayor honor que le podía otorgar su país adoptivo: el Rango de Oficial de la Orden Nacional de la Legión de Honor Francesa.
Otros premios y homenajes otorgados a Carlos Cruz-Diez a lo largo de su vida fueron:
- En 1966, Gran Premio III Bienal Americana de Arte, Universidad Nacional de Córdoba, Facultad de Ciencias, Argentina.
- En 1967, Premio Internacional de Pintura, IX Bienal de Sao Paulo, Brasil.
- En 1971, Premio Nacional de Arte, Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes en Caracas, Venezuela.
- En 1981, la Orden Andrés Bello, Primera Clase, Caracas, Venezuela.
- En 2006, Doctorado Honoris Causa de la Universidad Simón Bolívar en Caracas, Venezuela.
- En 2007, Doctorado Honoris Causa en Bellas Artes de la Universidad de Los Andes en Venezuela.
- En 2011, Medalla de Oro, Americas Society en Nueva York, Estados Unidos.
- En 2012, Premio Penagos de Dibujo de la Fundación Mapfre, Madrid, España.
En 2014 publicó en París sus memorias tituladas «Vivir en Arte, recuerdos de lo que me acuerdo». Y en esa misma ciudad falleció el 27 de julio de 2019, a los 95 años.
Cruz-Diez es sin duda uno de los artistas latinoamericanos más destacados de la segunda mitad del siglo XX. Su habilidad para ponderar la interacción del espectador con la obra, en lugar de conformarse con una apreciación pasiva, le otorgó un sitio meritorio en el panteón de los grandes maestros del arte. Como muy bien lo dijo en alguna oportunidad: «Siempre pensé que el arte no debería estar aislado de la sociedad, el arte es una forma de comunicación. No debería estar cerrado entre cuatro paredes».
Redacción: Lis Parra