Los tatuajes son motivo de orgullo para sus dueños. Después de todo es arte corporal permanente, pero debes saber que, aunque no parezca un procedimiento médico, conlleva muchos de sus riesgos y es necesario que actúes con precaución tomando las medidas para disminuir al máximo las posibles complicaciones.
El proceso de tatuar consiste en perforar la capa superior de la piel con el fin de depositar la tinta en la dermis, o capa más profunda. A medida que cicatriza la superficie de la piel, el pigmento queda atrapado debajo. La herramienta usada para ello es una pistola equipada con agujas.
El primer riesgo es que las agujas o la pistola no estén esterilizadas, lo que puede provocar una infección por estafilococos o tuberculosis cutánea. Y debido a que la piel está perforada, el sangrado puede ponerte en riesgo de contraer enfermedades de la sangre como la hepatitis B o el VIH. Un salón de tatuajes debe estar tan limpio como el consultorio de un dentista o dermatólogo.
Antes de escoger el salón de tatuajes, pide ver las herramientas que utilizará el artista, las agujas deben ser nuevas, esterilizadas y estar en su paquete original, sin excepciones. La tinta debe almacenarse en potes pequeños destinados a un solo uso y cualquier cosa que toque su piel no debe reutilizarse. Por supuesto, el artista debe usar guantes y el área de trabajo debe estar libre de cualquier artículo que cause una posible contaminación como carteras, teléfonos celulares, prendas de ropa, etc.
El dolor es otro factor a tomar en cuenta. Dependiendo de la parte del cuerpo que esté siendo tatuada, la experiencia puede sentirse como un rasguño o como la perforación de un clavo. Las personas con baja tolerancia al dolor pueden llegar a sufrir espasmos, crisis nerviosas o desmayos.
La tinta también puede figurar un riesgo de reacción alérgica. Los ingredientes de la tinta para tatuajes pueden variar según el color, pero a menudo contienen metales y compuestos orgánicos en una base líquida como agua purificada. Aunque es poco común, la alergia a la tinta puede provocar inflamación, erupción, cicatrices y otras reacciones desagradables. No te cohíbas, pregunta si las tintas contienen níquel o mercurio, los alergénicos más comunes que debes evitar.
Los tatuajes son una original forma de autoexpresión, pero es un hecho que dañan la piel y causan otras complicaciones como:
- Granulomas o nódulos de tejido inflamado alrededor del sitio del tatuaje.
- Queloides o crecimiento excesivo de tejido cicatricial.
- Hinchazón o quemaduras en las áreas tatuadas durante exámenes con resonancia magnética.
Por último, la tinta del tatuaje puede ocultar cambios en los lunares o manchas de nacimiento, lo que dificultaría una detección temprana del cáncer de piel.
Si ya te hiciste el tatuaje y estás teniendo alguna de las complicaciones descritas, consulta inmediatamente con tu médico o dermatólogo. Recuerda que la salud es lo primero.
Redacción: Enrique Hernández