Juan Guaidó y el difícil juego de dialogar con la dictadura

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De cara a los diálogos que se iniciaron en México, Juan Guaidó está claro en algo: están dialogando con una dictadura. Esto significa un diálogo sin confianza en la que el uso de las herramientas de presión es más importante que la palabra dada.

En repetidas ocasiones, el presidente (e) de Venezuela, Juan Guaidó, indica que «No vamos al diálogo con inocencia o a chuparnos el dedo, sabemos que la contraparte es una dictadura». Ahora bien, si esto está tan claro ¿por qué se dialoga? Conozcamos por sus palabras las razones para realizar este riesgoso movimiento político que está poniendo a prueba su credibilidad en el manejo de la crisis que sacude a Venezuela.

¿Por qué confiar en los diálogos de México?

Recordemos que antes de los diálogos en México, se realizaron otros tantos que solo sirvieron para que la presión popular en Venezuela se desinflara sin que se lograra algo en firme. Esta es, con mucho, una de las principales críticas sobre esta ronda de diálogos con un régimen mitómano y criminal. 

Las cartas de Guaidó para la obtención de resultados reales en este diálogo son: incremento de la presión internacional a la par de la presión interna del país. La presión que se percibe dentro del propio seno del chavismo y fisuras entre los componentes de las Fuerzas Armadas, la presión generada por la CPI -que hace poco indicó que si había elementos para enjuiciar a miembros del gobierno venezolano por crímenes de lesa humanidad-. Esto sin olvidar el caso de Alex Saab que coloca al régimen de Maduro en una posición de extremo cuidado. La suma de estos elementos de presión son las herramientas para hacer que el régimen permita una solución a conflictos que ha creado y que ahora no puede solucionar.

¿Tienen credibilidad los representantes del régimen?

No. Guaidó es consciente de que no se puede creer ni confiar en ellos, y mucho menos en Jorge Rodríguez, uno de los más oscuros manipuladores del chavismo. Es por esto que se han sumando países experimentados en los procesos de negociación, como pasa con Noruega. También están Holanda y Rusia y países amigos que siguen de cerca el desarrollo del diálogo. Juan Guaidó también sabe que el hecho de contar con un uso flexible de las sanciones, la cuales se irán suavizando a medida que se logren avances en dirección a soluciones para Venezuela, es una herramienta de gran peso.

En el diálogo pasado, bajo la administración Trump, no existía una flexibilización de sanciones lo que limitó su aprovechamiento como carta de negociación durante las discusiones.

¿El diálogo llevará a la salida de Maduro? ¿Cómo piensan lograrlo?

Guaidó indica que para llegar a una solución a la crisis de Venezuela por la vía electoral, se han simplificado las exigencias para «una elección presidencial con condiciones, con garantías, libres y justas». Consideran que a los venezolanos se les debe las elecciones del 2018, génesis del desastre actual con una hiperinflación incontrolable, caída brutal del poder adquisitivo y un éxodo como jamás se había visto en América Latina.

En palabras del presidente (e), «simplificamos nuestra exigencia, buscamos evitar que la dictadura quiera distorsionar lo que ha sido nuestra lucha pacífica. Buscamos elecciones libres y justas».

Conclusiones

Aunque para algunos analistas la dictadura se sienta en la mesa de diálogo en situación de superioridad, otros afirman que de ser esto cierto, no se habrían sentado con la oposición. La verdad es que nunca antes Maduro se había visto tan rodeado como hoy en día, nacional e internacionalmente e, incluso, a nivel de su círculo más cercano. El recrudecimiento de la crisis está afectando a sus propios aliados quienes posiblemente no estén dispuestos a hundirse con el dictador, habida cuenta de que el régimen en pleno ya se encuentra en el radar de la CPI, algo de lo que no se pueden soltar con facilidad.

¿Tiene esta tanda de conversaciones más oportunidades que las anteriores para llegar a una solución factible a la crisis venezolana? Tal parece que sí. Dependerá de la habilidad de los negociadores el aprovechar las actuales circunstancias para obtener un resultado positivo en un entorno que, quizás, no vuelva a repetirse.

Redacción Luis Alfredo González Pico

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