El 14 de agosto de 2021, Haití fue sacudida por un terremoto de gran intensidad destrozando la frágil tranquilidad de una nación siempre en emergencia. El epicentro del sismo, de 10 kilómetros de profundidad y de magnitud 7,2 se ubicó a unos 12 kilómetros de la ciudad de Saint-Louis du Sud, según el reporte del Servicio Geológico de EE.UU., pero el temblor se pudo sentir en la capital, Puerto Príncipe, a unos 125 kilómetros de distancia y en los países vecinos.
Al momento de esta nota se reportan entre 1.900 a 2.400 fallecidos, un número indeterminado de desaparecidos, casi 10.000 heridos y aproximadamente 30.000 personas sin hogar, de acuerdo a la agencia de protección civil. El primer ministro de Haití, Ariel Henry, señaló que la situación es “dramática” y añadió que el sismo provocó “varias pérdidas de vidas humanas y materiales” en varios departamentos del país.
Las autoridades locales reportaron daños estructurales en las ciudades Jérémie y Les Cayes, además de Puerto Príncipe. Jérémie quedó incomunicada por carretera y su muelle resultó completamente destruido. En Les Cayes varios edificios se derrumbaron o sufrieron daños importantes.
En su cuenta de Twitter, el primer ministro hizo un llamado “al espíritu de solidaridad y compromiso de todos los haitianos”. Expertos en desastres de todo el mundo se encuentran en el país caribeño para evaluar “los daños y necesidades” de la población. La estrella del tenis japonesa Naomi Osaka, cuyo padre es haitiano, dijo que donaría sus ganancias del torneo que disputará la próxima semana para ayudar a financiar los esfuerzos de recuperación.
Los equipos de rescate siguen trabajando en el país recogiendo los escombros en una búsqueda desesperada de sobrevivientes. Casas, iglesias y escuelas, sobre todo en el suroeste del país, terminaron derrumbadas por el sismo. Mientras, médicos y enfermeros atienden a los heridos en lugares abiertos porque algunos hospitales quedaron muy dañados y corren peligro de derrumbe.
Sin embargo, el panorama para los haitianos está por oscurecerse aún más, ya que al devastador terremoto se le suma la llegada de «Grace», una tormenta tropical que tocó tierra el martes pasado en las cercanías de la ciudad de Les Cayes marcando camino al oeste de Jamaica, evento que podría retrasar por varios días las labores de remoción de escombros.
Con un magnicidio a cuestas, un terremoto y ahora una tormenta tropical que dificulta el proceso de rescate y recuperación de víctimas, Haití es una nación en emergencia que necesita el apoyo del mundo entero para superar esta tragedia. Por fortuna, la ayuda internacional no ha tardado en llegar en la forma de alimentos, recursos y personal especializado en rescate y reconstrucción. Una de esas ocasiones en que la humanidad demuestra que si es posible estar unidos para un fin común y que siempre llegará la ayuda cuando más se necesite.
Redacción: Lis Parra