Aprovechando el fin de semana donde probablemente podremos estar un poco más relajados, les propongo caros lectores de recordar a un personaje de esos que verdaderamente hicieron historia. Me refiero a ese mexicano no muy alto de estatura, pero con altísimas capacidades histriónicas, las cuales lo convirtieron según Charles Chaplin, en el mejor comediante de aquel momento.
Mario Moreno creó el cantinflismo, una forma llena de malformaciones desde mezclas de frases coloquiales de la ciudad de México donde nació y creció y hasta términos idiomáticamente mal empleados que la Real Academia Española (RAE) reconoció incluyendo muchas de estas expresiones en el diccionario de 1992.
Podremos citar el verbo cantinflear y las palabras cantinflas y cantinflada y los adjetivos cantinflesco, cantinflero y acantinflado junto al sustantivo cantinfleo.
Este hijo de un matrimonio formado por un cartero y una ama de casa y el cual procreó 14 descendientes y desde temprana edad, decidió lo que en nuestros países llamamos salir a “buscar a Dios“. Pidió que en la placa de su tumba escribiesen “Parece que se ha ido, pero no es cierto” y así es, 28 años después de su muerte, su discurso absurdo y lleno de dobles sentidos continúa siendo en sus películas, en muchas ocasiones, el del sentido común y el de la crítica social de actualidad.
Este mexicano de Tepito, divirtió a varias generaciones del mundo hispanohablante y me pregunto ¿no más?
Su mensaje, llevaba siempre un trasfondo de crítica social, se lo apropiaron las clases populares, ya que esta fue desde el inicio su intención, él representaba a ese pueblo luchador y buscador y de hecho así fue en la vida real, desde muy joven salió a buscar su sobrevivencia y a ayudar a esa numerosisima familia, tan cierto es esto que nuestro cómico “cantinflerico” se dedicó a diversos trabajos, fue ayudante de zapatero, para después ascender a limpiabotas, mandadero, cartero, taxista, empleado de billar, boxeador y hasta torero.
Pero cuando leemos como su descripción lavorativa en los libros del Instituto mexicanno demográfico aparece como actor, humorista, comediante, guionista, músico, compositor y torero.
Y así como nos regaló tantos fantasiosos personajes, en la vida real muchos de ellos fueron lo que le permitió sobrevivir.
Mario Moreno al ser expulsado del ejército, ya que se alistó como mayor de edad cuando realmente solo tenía 16 años, trabajaba en los circos de barrio que en ese momento eran muy populares en Ciudad de México. Fue allí donde Cantinflas conoció a la que fue su compañera de vida por más de 32 años y juntos vivieron así como reza el viejo dicho, hasta que la muerte los separó, ya que Valentina murió el año del 1966. En ese pequeño circo donde se inició, fue donde creó su personaje que lo catapultó como históricamente el mejor cómico hispanoparlante.
Y fue allí donde creó su propio personaje, inspirándose en los habitantes de los barrios pobres, con pantalones holgados, una soga como cinturón y el bigotico de dos partes que lo hizo célebre. Pero sobre todo Mario Moreno logró ser durante décadas una referencia indispensable para todos quienes hablamos este bello y muy rico idioma, el castellano.
Para concluir este breve recuento cito a Jorge Alberto Lozoya, historiador mexicano quien afirma: “Mario Moreno personifica la expresión más atinada del fenómeno [del cine cómico popular mexicano] cuando en palabras de Carlos Monsivais, cronista de la ciudad de México, pone en entredicho la ‘férrea y solemne estructura idiomática que vivíamos de modo oficial’.
Así entre carcajadas, Cantinflas también supo hacernos llorar.
Artículo de Raúl Ochoa Cuenca, en Anfi del Mar, el 24 de julio del 2021