El chavismo inventa un nuevo enemigo: las redes sociales.

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Si algo le molesta a cualquier dictadura, es la libertad de expresión. Hay que recordar que por definición, toda dictadura es cobarde y tratará de ocultar la verdad a costa de lo que sea. El chavismo, la dictadura más brutal que haya tenido Venezuela y una de las más nefastas de la era moderna en América Latina, está obsesionado por impedir que salga un ápice de verdad de la debacle venezolana por lo que están trabajando para obtener, por medios anti-democráticos, el control de las redes sociales.

La AN írrita del 2020 ya tiene sus órdenes por parte de Nicolás Maduro para acelerar la implantación de un estado policial concentrado por completo en el usurpador de Miraflores. Para esto se está impulsado leyes (anticonstitucionales, esto hay que dejar en claro) para crear un estado comunal, iniciando con el proyecto de las Ciudades Comunales. También se está acelerando el control sobre las ONG que sean incómodas para los corruptos rojitos, así como el dominio de las redes sociales por medio de una reforma a la Ley de Responsabilidad Social en Radio Televisión, Redes y Medios Electrónicos: la punitiva Ley «Resorte». Una ley de 2017 que, como lo indica en forma acertada infobae.com en su publicación del 23 de abril de 2021, «… prohíbe toda conducta que promueva “el odio nacional”. Sin embargo, en sus seis páginas y 25 artículos, no especifica qué acciones, declaraciones u otros comportamientos constituyen odio. “Es una justificación para hacer lo que ellos quieran”, consideró tiempo atrás la ex fiscal general del país, Luisa Ortega Díaz, en alusión a los jueces y fiscales afines al chavismo». Es decir, estamos ante una herramienta discrecional de la represión para castigar a cualquiera que no comulgue con el criminal proceder de la dictadura.

Cuando el nefasto Chávez, el padre de la destrucción de Venezuela, le declaró la guerra a los medios de comunicación, cerrando periódicos, allanando estaciones de radio y televisión apropiándose de sus equipos, impidiendo la adquisición de insumos para reponer el material de los medios impresos, etc., las redes sociales aún no tenían el poder que presentan hoy en día. Clausurar un medio de comunicación se ha convertido en una victoria parcial para la dictadura, ya que la información que intentaban acallar es esparcida a gran velocidad por la red de redes, la Internet. La respuesta del régimen fue la esperada: amenazas, ataques a medios y periodistas y sentencias ilegales como sucedió hace poco con El Nacional, al cual la dictadura le robó su sede para regalársela al eterno segundón.

En una publicación del diario elpais.com, en su nota del 4 de marzo de 2021, se indica que «el gobierno venezolano ha aplicado bloqueos selectivos de portales digitales informativos críticos, según los datos de organizaciones como el Instituto de Prensa y Sociedad y Espacio Público. También ha encarcelado a tuiteros, amparándose en la Ley contra el Odio, sancionada en 2017 por la Asamblea Nacional Constituyente, el Parlamento paralelo que creó Maduro para hacer frente a la mayoría opositora en el Legislativo. En la lista de leyes presentadas está semana también está incluida la Ley del Ciberespacio, un instrumento pensado para regular internet».

Por otra parte, en aulaabiertavenezuela.org, en su nota del 6 de abril de 2021, se indica con claridad que «aunque el Estado puede crear leyes para controlar la red, hay que entender que el internet no tiene dueño, como lo afirmó Andrés Azpúrua, ciberactivista, investigador y director de Venezuela sin Filtro. A pesar de esto, en 2020 fueron censurados el 64% de los medios nacionales y el 34% de los internacionales. Esta guerra contra las redes sociales por su capacidad para mantener informado al mundo sobre lo que sucede en el país es parte del proceso continuo para crear un «blackout» informativo total. Recordemos que la censura en la televisión es total y que grandes medios de comunicación anteriormente de oposición, cambiaron de línea editorial al ser comprados, uno tras otro, por aliados de la dictadura.

Esta lucha para impedir la transmisión de la verdad por las redes sociales, podría hacer que el régimen comunista de Maduro se copie de las dictaduras cómplices, como la China. Allí, el estado controla prácticamente todo lo que se publica con el adicional de que no hay Facebook y las plataformas de Google están limitadas según lo exige el partido comunista. Un Gran Hermano orwelliano donde solo se sabe lo que el régimen déspota quiere que se sepa, lo que le permitirá manipular la verdad y alterar los acontecimientos. ¿Logrará Maduro sus fines? La respuesta no es tan sencilla. A China le ha costado un gran esfuerzo regular sus redes y aun así, la verdad se sigue filtrando al exterior, como lo demuestran los sucesos de Wuhan. Queda de parte de todos ser agente activo en esta peculiar guerra cibernética haciendo uso de los recursos que la tecnología permiten utilizar para romper el cerco que los chavistas quieren imponer. Porque en el fondo no se trata de un ataque contras las redes sociales, sino un ataque al derecho de todos de expresar su pensamiento gústele o no al tirano de turno.

Redacción: Luis Alfredo González Pico

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